El relato está centrado en la Edad Media, una época en la que era muy común las guerras entre padres e hijos y los magnicidios estaban a la orden del día.
Inés de Castro coronada reina de Portugal después de muerta
Un tiempo en que muchos eran los reyes, príncipes y nobles que disfrutaban de múltiples amantes y relaciones sexuales, pero en la que también destacó una historia de amor eterno y más allá de la muerte.
La romántica y triste historia de Pedro I e Inés de Castro
Al protagonista es el joven heredero al tono de Portugal, el Príncipe Pedro, quien el mismo día de su boda se enamoró perdidamente de Inés de Castro, una joven perteneciente a la nobleza gallega y que había viajado hasta Portugal como dama de compañía de Constanza Manuel de Castilla, la futura esposa.
Pedro e Inés vivieron un desenfrenado idilio que fue conocido por toda la corte y a pesar de las continuas advertencias de su padre, el rey Alfonso IV de Portugal, para que acabase dicha relación, siguieron juntos a lo largo de los siguientes años.
Joven heredero al trono enviudó a los cinco años
El joven heredero al trono enviudó a los cinco años de haberse casado, algo que propició que llevase a su palacio de Coímbra a su amante Inés y decidiese desposarse con ésta, algo que jamás fue autorizado por su padre, quedando dicho matrimonio al margen de la legalidad.
La pareja tuvo cuatro hijos y Pedro volcó su cariño por estos nuevos vástagos de su unión con Inés, haciendo caso omiso a los que había tenido anteriormente con Constanza (entre ellos su sucesor Fernando).
Algo que también enfureció al monarca, tomando la decisión de acabar con esa relación, la cual desaprobaba totalmente, tanto por él como por la mayoría de nobles pertenecientes a la corte de Portugal.
Aprovechando una viaje que realizó el Príncipe Pedro para ir de cacería, Alfonso IV se personó en Coímbra junto a los nobles Diego López Pacheco, Pedro Coelho y Alonso Gonçálvez para poner fin a tal relación.
Cruelmente asesinada Inés de Castro
Pero aquello acabó en tragedia, siendo cruelmente asesinada Inés de Castro por los acompañantes del rey y en presencia de sus pequeños hijos.
Cuando Pedro fue informado del trágico suceso enloqueció de sufrimiento y odio, algo que provoco en él una rabia incontrolada que marcaría todo lo que haría en el resto de su vida.
Una de las primeras cosas que llevó a cabo fue declarar la guerra a su propio padre, comenzando una cruenta guerra civil que acabaría con la vida de numerosos portugueses que se habían posicionado al lado del monarca.
Pero como es costumbre en este tipo de historias acontecidas a mediados del siglo XIV, tras un año de luchas se firmó la paz y las hostilidades entre padre e hijo finalizaron, reconciliándose ambos y volviendo a ocupar el puesto de príncipe heredero al trono y ocupando el trono a los pocos meses, tras el fallecimiento del rey.
Mandó exhumar el cuerpo sin vida de su amada Inés
Fue entonces cuando el recién proclamado rey, Pedro I de Portugal, mandó exhumar el cuerpo sin vida de su amada Inés (fallecida un año y medio atrás).
La hizo colocar en el trono junto a él, coronándola como nueva reina de Portugal y obligando a todos los súbditos y miembros de la corte real a pasar frente a ella, hacerle una reverencia y besarle la mano.
Ese besamanos a la difunta quedaría reflejado en múltiples crónicas de la época que colocan este episodio como uno de los más truculentos de la Historia del país luso, quedando para el recuerdo la figura de Inés de Castro como la reina cadáver.
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