La historia geológica y humana de Colombia ha sido marcada por la presencia imponente del Volcán Galeras. Un titán que se eleva en las montañas andinas, y cuya actividad ha sido fuente de asombro, estudio y, en ocasiones, tragedia para la población circundante.
El Volcán Galeras: Un gigante entre las montañas de Colombia
El Galeras debe su nomenclatura a su similitud con las galeras, embarcaciones de vela del siglo XVI. Pero más allá de su nombre, este estrato volcán ostenta un título menos poético pero más alarmante: es uno de los más activos de Colombia.
Según registros académicos y datos del servicio geológico, es el volcán con mayor cantidad de reportes históricos de erupciones en el país.
Ubicación y configuración geológica
Ubicado en el Nudo de los Pastos, exactamente en la intersección de las cordilleras central y occidental, el Galeras tiene coordenadas de 1°13′0″ de latitud Norte y 77°22′0 de longitud oeste. Además, se encuentra sobre la depresión Cauca-Patía, una zona geológicamente compleja.
A tan solo 6 km al oriente se ubica la ciudad de Pasto, desde donde el coloso es claramente visible, dibujándose en el horizonte como un gigante vigilante.
Diversos estudios académicos han concluido que la formación geológica del Galeras ha sido el resultado de múltiples episodios de reconstrucción. Está íntimamente ligado a un sistema de fallas, como las de Romeral y Buesaco, que han influido en su comportamiento a lo largo de millones de años.
Dentro de su vasta geografía se esconde una particularidad: el volcán alberga un cono menor, un «volcán dentro del volcán», que ha sido el protagonista de sus más recientes erupciones. Análisis fisicoquímicos de las lavas indican que el Galeras emergió entre 4.8 y 1.1 millones de años atrás, con periódicas explosiones que moldearon su paisaje.
Erupciones que marcaron la historia del Galeras
Según registros históricos y estudios geológicos, se puede confirmar que las explosiones más devastadoras del Galeras sucedieron hace 4.500, 4.000, 2.900, 2.500 y 1.100 años. Pero no sólo la antigüedad ha sido testigo de su furia: en el año 1535 se registró una potente erupción, dando inicio a una serie de eventos que se extenderían hasta la actualidad.
El siglo XX, en particular, fue testigo de la volatilidad del Galeras.
Tras un periodo de inactividad posterior a la erupción de 1936, en 1988 comenzaron síntomas de reactivación. Las erupciones en 1989 arrojaron grandes cantidades de cenizas y dióxido de azufre, afectando la calidad del aire y la salud de la población circundante.
El 16 de julio de 1992, una erupción explosiva despedazó el domo volcánico, arrojando bloques incandescentes y ceniza por varios kilómetros. Esta erupción, junto con otros eventos en 1993, 2000, 2004, 2005 y 2008, han mostrado la impredecibilidad y potencia del Galeras, provocando evacuaciones y alertas constantes en la región.
Uno de los episodios más trágicos ocurrió el 14 de enero de 1993.
Seis renombrados vulcanólogos y tres observadores, que estudiaban la actividad en el cráter, perdieron la vida tras una súbita erupción. Esta tragedia evidenció los riesgos que enfrentan aquellos valientes que intentan entender y prevenir los desastres naturales.
Galeras: El despertar silente del Titán Colombiano
El Volcán Galeras, con su majestuosidad y poder, representa un recordatorio constante de la fuerza de la naturaleza. Aunque la tecnología y la ciencia han avanzado en la predicción y respuesta ante estos eventos, el Galeras sigue siendo una amenaza latente para miles de personas en Colombia.
La historia del Galeras, con sus periodos de calma y furia, es una mezcla de asombro y respeto. Un desafío para la ciencia, la sociedad y, sobre todo, para aquellos que viven a la sombra de este gigante. A medida que los estudios continúan, sólo podemos esperar estar mejor preparados para su próximo despertar.