Además, en las muñecas o manos pueden grabarse imágenes de Santiago, San Antonio o San Juan, llamadas santiagos de figas, junto con letras, ojos, flores de lis, medias lunas y otras manos.
El azabache, el coral y el cristal de roca solían utilizarse para fabricar los amuletos debido a su potencia y a las cualidades positivas que aportan sus colores.
Los colores más comunes para los talismanes son el negro, el rojo y el blanco, ya que son los colores originales.
Alerce negro
Se cree que el Alerce negro posee una amplia gama de propiedades medicinales y espirituales.
Popularmente, se emplea para reducir la menstruación, ahuyentar demonios, provocar abortos en mujeres embarazadas, restaurar la virginidad, aliviar problemas dentales y romper el hechizo del mal de ojo.
También se valora por sus cualidades estéticas, como su tono oscuro, brillo intenso, suavidad y mezcla de ligereza y dureza.
Históricamente, se ha utilizado como amuleto para protegerse del mal de ojo, sobre todo en forma de higo -un amuleto español- cuentas, conchas y medallones, convirtiéndose en talismán del Camino de Santiago y escudo de los peregrinos.
El coral
Especialmente los tonos rojos que se asocian con la sangre, así como el rosa y el blanco, se usa desde la época medieval (Fernando IV reguló la industria). Protege del alunamiento, torbellinos, vómitos, epilepsia, los rayos y las tormentas.
Se suele llevar en forma de figa, mano, cuerno o rama sin trabajar, y en forma de cuenta para collares en los trajes tradicionales.
El cristal de roca
Conocido por su dureza y transparencia, se emplea a menudo en objetos litúrgicos y tesoros reales. Es un remedio contra el mal de ojo, la melancolía, la sed, la disentería, las flores blancas en las mujeres y la falta de leche materna.
Como amuleto, este cuarzo transparente -a menudo llamado la piedra del poder- se utiliza para figuritas, colgantes y amuletos de soles, así como otras formas poliédricas y ovaladas. A lo largo de la historia, se han empleado diversos materiales para protegerse o atraer la buena suerte.
El marfil y el hueso, por ejemplo, se usaban para alejar el peligro y mejorar la salud dental. Además, el jade verde, que simboliza la vida y la fertilidad, el nácar, asociado a la forma femenina, y el ágata, relacionada con los pechos de las mujeres, se han empleado por diversos motivos.
El jade es para atraer la suerte, mientras que el nácar rara vez se encuentra en los amuletos españoles y el ágata se sirve para contrarrestar las mordeduras de serpiente, mejorar la visión y reducir la fiebre. El ágata es para hacer infértiles a las mujeres.
Porcelana, la madera o vidrio
Por último, la porcelana, la madera y el vidrio sustituyeron al coral, el azabache y el cristal de roca como materiales alternativos, menos caros y menos duraderos, hechos para presupuestos más reducidos.
Los higas eran utilizados principalmente por niñas y mujeres para ahuyentar el mal de ojo, los celos y la envidia, así como para disipar hechizos de brujería.
Tienen un asa o agujero para llevar cadenas y dijes, y a veces dos perforaciones centrales para sujetarlos a la ropa o a los sombreros. Los adornos cilíndricos y prismáticos, de plata, oro, latón, vermeil y metal chapado, tienen diversos aspectos.
Algunos de ellos llevan un puño de lechuguilla en la manga y otros presentan diseños calados, cincelados, o están adornados con esmaltes, detalles en capas, perlas, cenefas embellecidas, estrellas, rosetones y motivos geométricos, vegetales, florales y de cordoncillo.
Además, en ocasiones lucen muñecas moldeadas o perforadas, así como brazaletes tachonados con piedras preciosas, cadenas y clavos dorados.
También muestran ocasionalmente anillos, anillos entre los dedos y piezas de coral, así como falanges que no siempre están colocadas correctamente, sino más bien extendidas y en posiciones inusuales.
Otras, sobre todo las de Castilla-La Mancha, son alargadas y planas, con formas estilizadas, coloración clara e incisiones en espiga. Pueden tener también cortes rectos y una ejecución tosca y poco definida.
En los siglos XVIII y XX
Las higas se hicieron más sencillas y básicas, aunque hubo algunas excepciones en el siglo XIX, cuando se reprodujeron diseños más antiguos. Para disminuir las connotaciones obscenas, algunos de estos diseños incluían imágenes de santos en el antebrazo.
Con el paso del tiempo, los adornos, grabados e imágenes de santos se fueron eliminando para hacer el símbolo más sencillo. Los higas, término que incluye también otros amuletos en forma de cuerno, se siguen fabricando hoy en día en talleres gallegos y asturianos.
La gente sigue siendo devota de un objeto que sirve de joya decorativa, de amuleto protector y de vínculo con nuestros orígenes más básicos.
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Con información de elblogdelcoleccionistaeclectico.com