El glaucoma es una de las principales causas de ceguera en el mundo, y se distingue por el aumento de la presión intraocular, la afectación del nervio óptico y la potencial pérdida progresiva de la visión. Desde la perspectiva médica tradicional, se describen dos tipos principales: el glaucoma de ángulo abierto y el de ángulo cerrado.
Glaucoma y Biodescodificación: Cómo los conflictos internos influyen en la visión
Ambos reflejan una alteración en el drenaje del humor acuoso (el fluido que nutre y mantiene la forma del ojo), lo cual incrementa la presión dentro de este órgano. Sin embargo, existe una línea de pensamiento alternativo que añade un componente emocional y simbólico a este padecimiento: la Biodescodificación.
Este enfoque, adoptado por corrientes de medicina integrativa, sugiere que ciertas enfermedades encuentran su raíz en conflictos internos o traumas no resueltos.
En el caso del glaucoma, la Biodescodificación se basa en la hipótesis de que la retención de fluidos o el “efecto lupa” en el ojo podría relacionarse con un intento de “ver algo con mayor claridad” o con la necesidad de “acercar” a alguien o algo que se percibe como lejano.
Estructura y relevancia de la presión intraocular
Para comprender el impacto que los factores emocionales podrían tener sobre el glaucoma, es necesario entender primero cómo funciona el ojo.
El humor acuoso, un líquido transparente producido por el cuerpo ciliar, circula en la cámara anterior del ojo y drena a través de una estructura llamada malla trabecular. Cuando este drenaje se ve obstruido o entorpecido, la presión dentro del globo ocular aumenta y ejerce fuerza sobre el nervio óptico. A largo plazo, esa presión puede dañar las fibras nerviosas responsables de enviar información visual al cerebro, generando una pérdida de visión gradual.
Algunos síntomas físicos incluyen visión borrosa, aparición de halos alrededor de las luces o dolor ocular, sobre todo en las variedades más agresivas como el glaucoma de ángulo cerrado. Sin un tratamiento adecuado, la visión periférica se ve comprometida, produciendo la llamada “visión en túnel”. En la medida en que el daño avanza, puede llegar a producir una ceguera completa.
El “Conflicto de Lupa” y el temor a lo que se escapa
Dentro de la Biodescodificación, un concepto recurrente acerca del glaucoma es el llamado “Conflicto de Lupa”.
Se relaciona con la necesidad de aumentar la percepción sobre algo que el individuo siente que está perdiendo de vista: puede tratarse de un familiar al que se añora, una oportunidad laboral que se pasó por alto o una meta personal que parece alejarse con el tiempo. La acumulación de fluido intraocular se interpreta como un intento del cuerpo de “ver más de cerca” ese elemento importante que se ha escapado.
Además, el glaucoma también se describe como un “peligro por detrás de los ojos”.
Algunas corrientes emocionales interpretan esto como un miedo oculto, casi primitivo, que empuja a la persona a mantenerse en un estado constante de alerta. Por ejemplo, alguien que ha vivido una sucesión de episodios traumáticos puede sentir que no puede relajarse o mirar hacia atrás sin encontrar una amenaza. Esta tensión, en un plano simbólico, podría retener lágrimas o fluidos que, de no liberarse, generan una presión interna permanente.
Resistencias al paso del tiempo y al perdón
Otro factor destacado en los estudios emocionales sobre el glaucoma es la relación con la edad.
La enfermedad es más frecuente después de los 60 años, y en Biodescodificación se menciona el posible conflicto de “no querer ver la realidad del envejecimiento”.
La mirada al futuro se vuelve difusa y, por ende, se experimenta un desgaste que se une a la resistencia a aceptar la etapa de la vida que llega. El ojo, en esta interpretación, retendría fluidos para “no soltar” lo vivido, reflejando la incapacidad de adaptarse a los cambios que trae consigo el tiempo.
Por otro lado, diversas fuentes coinciden en la relevancia de perdonar antiguas heridas, tanto hacia otras personas como hacia uno mismo. El resentimiento no expresado o la frustración repetida alimentan una ansiedad interna que, según estas teorías, el cuerpo traduce en tensión ocular.
Cuando la persona se niega a aceptar experiencias pasadas, mantiene al organismo en un estado de contradicción interna. En este sentido, el glaucoma podría funcionar como una señal de que es necesario procesar el enojo y, sobre todo, liberarlo.
¿Existe una correlación real? El rol de la medicina integrativa
Aunque la Biodescodificación no forma parte del canon científico formal, su foco en el componente emocional invita a reflexionar sobre la estrecha conexión entre cuerpo y mente. El campo de la psiconeuroinmunología respalda la idea de que el estrés crónico y la depresión pueden influir en el estado de salud general, aunque todavía se está investigando en qué medida pueden afectar padecimientos oculares como el glaucoma.
Lo que sí está claro es que cualquier enfermedad que involucre estrés o que limite la autonomía personal puede provocar una afectación psicoemocional. Por ello, la medicina integrativa —que combina atención clínica, terapias mente-cuerpo y un trabajo profundo de gestión emocional— cobra relevancia. El objetivo es acompañar a la persona en la búsqueda de un equilibrio en todas las dimensiones: física, mental y relacional.
Recomendaciones prácticas y conclusiones
Las personas diagnosticadas con glaucoma deben acudir en primera instancia a un oftalmólogo para evaluar el daño en el nervio óptico, realizar pruebas de campo visual y, sobre todo, definir el tratamiento más adecuado (que puede incluir colirios, cirugía o láser). En paralelo, se pueden explorar acompañamientos que aborden la parte emocional:
- Terapia psicológica o coaching emocional: para identificar creencias limitantes, resentimientos o miedos latentes.
- Técnicas de relajación: como el mindfulness o la meditación, para reducir el estrés que podría agravar la presión intraocular.
- Comunicación y perdón: mantener conversaciones pendientes, cerrar ciclos y liberarse de la carga emocional podría desactivar patrones de ansiedad.
Más allá de su validez científica, la Biodescodificación ofrece una narrativa alternativa que conecta las experiencias emocionales con los síntomas físicos. El valor de esta perspectiva radica en su invitación a prestar atención a la salud integral y a asumir un papel activo en la gestión emocional, en lugar de percibir la enfermedad como un evento estrictamente orgánico.
Cada persona, en última instancia, decidirá cómo armonizar la medicina tradicional con métodos alternativos que brinden un mayor entendimiento de su propia historia y sus emociones. El glaucoma, por lo tanto, puede concebirse no solo como un problema en el drenaje de fluidos intraoculares, sino también como una oportunidad de introspección.
Al plantear la posibilidad de conflictos internos sin resolver, esta propuesta subraya la importancia de la reconciliación con el pasado, la aceptación del futuro y la búsqueda de un equilibrio emocional que complemente el tratamiento médico.
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