El 17 de Noviembre los musulmanes celebran la fiesta mayor de su calendario lunar. Se conmemora el episodio trascendental en el que el profeta Abraham -Ibrahim, estando ya dispuesto a sacrificar a su propio hijo por sometimiento a su Señor, recibió la orden de canjearlo por un cordero que se encontraba en las inmediaciones. Razón por la cual la celebración se llama la «Fiesta del Cordero».
Fiesta del Cordero — Eid Mubarak, Feliz Id al Kabir
En ese día, los musulmanes que se encuentran en La Meca concluyen los ritos de su peregrinación y después de la oración especial, sacrifican generalmente un cordero. Sin embargo, la mayoría celebran la festividad en sus lugares de residencia, acudiendo a las mezquitas para la oración y luego, aquellos que pueden hacerlo, sacrifican y celebran una comida a la que se invitan mutuamente.
Normalmente suele celebrarse al aire libre, en las afueras de las ciudades, en una zona abierta denominada musalla. Este episodio marca el fin de la religión sacrificial y a partir de entonces quedó establecido que en la religión no habría sacrificios humanos.
Y así quedó confirmado que Ibrahim era hanif, que buscaba sinceramente a Dios sólo siguiendo a su corazón y apartándose de los ídolos, y que habría de erigir un templo -la Kaaba- con sus propias manos, ayudado por su hijo Ismail, la paz sea con ambos.
Peregrinación al Santuario de Meca
En todos los lugares del mundo unos mil quinientos millones de musulmanes y musulmanas celebran esta fiesta, algunos realizan la peregrinación al Santuario de Meca pero la mayoría celebran en sus lugares de residencia esta fiesta mayor.
Acudiendo a las mezquitas para la oración y luego, aquellos que pueden hacerlo, sacrifican y celebran una comida a la que se invitan mutuamente.
Se trata de una fiesta sobria y profunda en la que cada creyente bebe el agua de la vida y se esponja con ella y recapitula sus actos e intenciones para impregnarse de las nobles cualidades de Ibrahim, «el amigo íntimo de Dios»:
Sometimiento a la voluntad de Allah, dejarse atravesar por Él como el cauce de un río por el agua, y llenarse de Su designio hasta la identificación.
Ibrahim, el amigo íntimo
Hanif, sometido, es el ejemplo perfecto que se nos propone en esta hora del Id al Kabir, la fiesta mayor, que celebra el establecimiento de la ley que protege la vida humana, la fusión del ser puro del hombre con sus anhelos de perfección.
El musulmán acude a la oración tras haber hecho la ablución mayor o gusl y haberse ataviado con su mejor ropa, limpia y perfumada. Recita unos versículos que sólo se cantan durante las dos fiestas anuales y en los enterramientos.
Los musulmanes cantan y cantan hasta que el imam inicia la oración recitando siete takbir (Allahu akbar) y haciendo dos prosternaciones (rakáa).
Después, el imam pronuncia una jutba o sermón a los miembros de la comunidad que se hallan presentes. Por último, se disuelve la reunión y los asistentes se besan en señal de hermanamiento y se felicitan por la fiesta.
Hay una alegría contenida, un suave perfume a flores, sosiego y reminiscencias de rasgos atávicos, y de la nobleza recibida del amigo íntimo de Dios como legado.
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