Podemos imaginarnos muchos, según nuestra experiencia vital, pero las investigaciones científicas aportan luz sobre el tema, e incluso son capaces de derribar más de un mito.
Factores contribuyen en mayor medida a la felicidad humana
Según un estudio de la London School of Economics (LSE), con la participación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la mayor parte de la miseria humana no se debe a factores económicos, sino a relaciones fallidas y enfermedades físicas y mentales.
Relaciones fallidas y enfermedades físicas y mentales
El primer factor, de acuerdo con los expertos, está relacionado con la eliminación de la depresión y la ansiedad, que reduciría la miseria humana en un 20%. ¡Sí, en un 20%!. La tesis explica que las calificaciones académicas de los niños no son el factor más poderoso para una vida adulta feliz, sino la salud emocional.
En mi libro “El analfabeto emocional” elogio a las naciones han ido superando los graves problemas de acceso a la educación; pero también reparo en que, para forjar seres humanos estables, no basta con cultivar el intelecto.
Resulta imprescindible incorporar la inteligencia emocional a los programas educativos en todo el mundo.
Según Richard Layard, uno de los responsables del estudio, “las evidencias demuestran que las cosas que más importan para la felicidad y la miseria son las relaciones sociales y la salud mental y física”.
En su opinión, esto exige un nuevo papel para el Estado, pero no en el sentido de la “creación de riqueza”, sino en el de la “creación de bienestar”.
Riqueza y bienestar son criterios distintos
Es evidente que riqueza y bienestar son criterios distintos, esto explica por qué los niveles de felicidad no crecen con la misma fuerza en muchos países económicamente desarrollados, y las personas sufren epidemias descontroladas de estrés y ansiedad.
El genio Albert Einstein afirmaba:
“Estoy absolutamente convencido que ninguna riqueza del mundo puede ayudar a que progrese la humanidad. El mundo necesita paz permanente y buena voluntad perdurable”.
En muchas entrevistas me preguntan cómo podemos hablar de bienestar emocional a quienes prácticamente no tienen nada que comer.
Mi respuesta es clara: los seres humanos necesitamos, ante todo, cubrir nuestras necesidades materiales primarias, como alimentarnos y vestir. Y luego plantearnos todo lo demás.
El auténtico problema es que millones de personas ya han superado esa fase, pero no han sabido encontrar el camino hacia la felicidad.
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