Desde el pasado 24 de febrero, cuando comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania, la Plaza de la Independencia (Maidan), en el centro de Kiev, se ha convertido en el lugar más visto del mundo, ya que las cámaras de todos los servicios informativos apuntan día y noche hacia allí.
Dos monumentos significativos
En el centro del ágora de la capital ucraniana se encuentra una escultura sobre una columna (de 61 metros) que llama la atención tanto por su gran tamaño como por tener algunos de sus elementos dorados: el monumento a la Independencia, erigido en 2001.
Dicha escultura representa a Berehynia, espíritu femenino de la mitología eslava que fue recuperado como símbolo patriótico por el nacionalismo ucraniano.
Pero los más observadores se han fijado estos días en otra figura semejante, una escultura que tiene también partes doradas y que se encuentra enfrente del monumento a la Independencia: justo encima de la Puerta de Liadski.
Aunque ésta fue construida en 2001, fue en 2002 cuando se colocó sobre ella una estatua de bronce y oro de San Miguel Arcángel.
Patrono y protector… desde siempre
Algo que poca gente sabe es que la imagen del ángel sustituyó a lo que remataba la Puerta de Liadski hasta entonces: la hoja del castaño, uno de los símbolos de Kiev. Sin embargo, se optó finalmente por colocar allí la estatua del que es, desde su fundación, el patrono de la capital ucraniana.
De hecho, tanto el escudo de armas de Kiev como su bandera tienen como único motivo icónico al arcángel Miguel ataviado con túnica blanca y capa roja, portando una espada flamígera en la mano derecha y un escudo –con la cruz– en la izquierda, sobre fondo azul.
El ayuntamiento de la ciudad aprobó el distintivo oficial en 1995, recuperando así su símbolo histórico.
¿Desde cuándo se acoge Kiev a la protección de San Miguel?
Según parece, se trata de una devoción que se remite a la fundación de la ciudad y, por lo tanto, al mismo origen de Rusia, que nació en la llamada Rus de Kiev, en el año 882.
En un tiempo marcado por las contiendas bélicas es muy comprensible que sus protagonistas se confiaran al patronazgo del arcángel guerrero. Así lo hicieron, por ejemplo, los príncipes eslavos de la época en sus sellos.
Aunque en alguna época dejó de utilizarse en la heráldica de Kiev, en el siglo XVI se recogió la tradición medieval, convirtiendo a San Miguel en el símbolo oficial del Principado de Kiev.
Los emblemas más antiguos que se conservan de la ciudad representaban tanto al arcángel como a San Jorge –santo también guerrero– a caballo luchando contra el dragón.
El arcángel guerrero y la urgencia de la paz
De esta forma, San Miguel (en ucraniano Михаїл, transcrito Mykhail) fue pasando de los sellos de los príncipes a los escudos oficiales, y de éstos, en el siglo XXI, a la plaza más representativa de la ciudad y del país. Pero la presencia del arcángel en Kiev va mucho más allá de la imagen que corona la Puerta de Liadski.
Uno de los edificios más importantes de la capital está dedicado a él: la Catedral de San Miguel de las Cúpulas Doradas, sede oficial del metropolita (primado) de la Iglesia Ortodoxa de Ucrania, autocéfala (reconocida por el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla desde 2019, pero no por el de Moscú).
Por eso el metropolita Epifanio, máximo jerarca ortodoxo ucraniano, al inaugurar en septiembre de 2020 una fuente dedicada a San Miguel, subrayara que los santuarios más importantes de la ciudad están dedicados al arcángel, y así “testifican que tenemos una historia milenaria y que nuestro estado ucraniano y nuestra Iglesia ucraniana tienen raíces históricas”.
Fiesta de San Miguel y otros ángeles
Precisamente el pasado 21 de noviembre de 2021, en su sermón con motivo de la fiesta de San Miguel y otros ángeles, el metropolita Epifanio se refería al arcángel protector de Kiev como “intercesor de todos los que luchan contra el mal y la mentira”.
Y por ello llamaba a los fieles a “luchar contra la falsedad, a luchar por la paz y la unidad de Ucrania”, con la convicción de que “ganaremos esta lucha porque luchamos por la verdad, la dignidad y la libertad”.
Cuando el papa Francisco ha invitado repetidamente a orar por la paz en Ucrania, los creyentes que asisten a distancia a una guerra anunciada pueden unirse en oración, para pedirle a Dios, por intercesión del arcángel San Miguel, que la violencia sea derrotada y la paz sea, cuanto antes, una realidad.
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