La espiritualidad es un viaje interior hacia la comprensión profunda del ser y el universo. Es la búsqueda de conexión con lo divino, trascendiendo lo material. A través de prácticas espirituales, se busca la paz interior y el crecimiento personal.
El Zohar, libro sagrado de los cabalistas, registra como “condición humana” encontrar a nuestra alma gemela, media naranja o costilla: ¿Por qué? ….sin la parte perdida de nuestra propia alma, no evolucionamos. “Las almas unificadas en su masculino y femenino residen en estado de pureza en “La Casa del Tesoro de las Almas”; pero antes de ser enviadas a la Tierra un Ángel las separa.
¿Eres de las personas que comienzas varias cosas a la vez? ¿Te da la sensación de que vives en el caos y parece que nunca vas a terminar nada? Si te identificas con lo que digo, bienvenida/bienvenido al club. Yo también me enredo en hacer varias cosas a la vez y algunas de ellas, nunca las termino.
Cuando uno se libera de la presión de tener que ser exitoso al primer intento y acepta que el fracaso es parte de llegar al éxito, y que la única manera de tener oportunidades de fracasar y aprender es a través de intentarlo nuestra vida cambia totalmente.
Las personas que amamos, que parten antes que nosotros, de vez en cuando, especialmente cuando más lo necesitamos, hacen una pausa en su nueva manera de evolución, para hacerse sentir. Para mostrarnos que no hay planos que separen el verdadero amor y para darnos esperanzas de que más allá de lo que ocurra acá, siempre retornaremos a una fuente común, que no nos permite desconectarnos, que nos hace sentirnos y amarnos a pesar de las distancias.
Piscis es un signo de mucha sensibilidad y perceptibilidad, con cualidades para captar aquello que está más allá del mundo físico, para conectarse con el infinito, con el ser superior. Es un signo de agua y se asocia a los mares profundos, al igual que el planeta que lo rige, Neptuno.
Lo que criticamos en los demás nos dice mucho de nosotros mismos. Cuando las carencias en nuestro interior nos impiden juzgar sanamente a los demás, aparece lo que se denomina la proyección negativa, una serie de mecanismos de defensa que atribuyen a otras personas nuestros propios defectos, e incluso nuestras propias carencias.
