En la parashat Bo encontramos el momento clave en el cual el faraón libera al pueblo judío después de siglos de esclavitud. ¿Pero acaso no siguen siendo siervos, incluso si ahora su Amo es Dios? Quizás hay una diferencia.
La emancipación de la esclavitud moderna — Judaísmo
Dios, a través de Moshé, alienta al pueblo judío a ser optimista, pero ellos no hicieron caso a Sus palabras:
«Pero ellos no escucharon a Moshé a causa de la falta de aliento y el duro trabajo».
Éxodo 6:9
La Torá atribuye esta falta de confianza en Moshé a su intenso trabajo. Antes, cuando la carga de trabajo era muy pesada, pidieron tiempo libre. En respuesta el faraón les incrementó el trabajo:
En ese día el faraón ordenó a los capataces del pueblo y a sus oficiales diciendo:
«Ya no sigan dando paja al pueblo para fabricar los ladrillos como ayer y anteayer; que ellos mismos vayan y recojan la paja.
Pero les impondrán la misma cantidad de ladrillos que ellos solían hacer ayer y anteayer; no la disminuirán…».
Éxodo 5:6-7
No sólo tenían que seguir cubriendo la misma cuota en el mismo tiempo, sino que ahora también tenían que preparar los ladrillos que necesitaban para construir. Esta cruel estrategia les negó a los judíos el espacio y el tiempo mental para poder pensar sobre el mundo que existía fuera de su trabajo esclavizado.
Esclavos de su trabajo
Hoy, la sociedad occidental a menudo empuja a la gente a trabajar tan duro que a menudo las personas se convierten en esclavos de su trabajo.
Lo que comienza con la inocente intención de ganar suficiente dinero para brindar un estilo de vida cómodo a la familia, muy pronto lleva a una desesperación por subir la escalera del éxito corporativo.
La gente llega a estar tan ocupada en la búsqueda del exceso que comienza a perder de vista las prioridades y olvidan las cosas más importantes de la vida a costa del tiempo con la familia y la búsqueda de otros emprendimientos. En vez de trabajar para vivir, comienzan a vivir para su trabajo.
El faraón sabía que al dictaminar una carga de trabajo más demandante, el pueblo judío perdería de vista las facetas más valiosas de la vida. A menudo pensamos que en el mundo moderno actual somos libres.
Pero incluso nosotros, como personas libres, estamos a cierto grado esclavizados a ideas y a la búsqueda del éxito. El impulso personal, la presión individual y la competencia se transformaron en el faraón actual, el amo al que servimos.
Todos nos convertimos en esclavos de algo
Dado que todos nos convertimos en esclavos de algo, debemos elegir a qué le vamos a servir.
Ser un siervo de Dios es estar libre de los límites de este mundo, y eso nos ayuda a tener la consciencia necesaria para reconocer y trascender nuestras limitaciones al identificarnos con lo que no tiene ninguna limitación, con el Infinito.
Quienes sirven a un Amo existencial nunca están realmente limitados por el mundo físico, porque su verdadera esencia se encuentra en aquello que, por así decirlo, los sobrevivirá.
Al servir a nuestro Creador
Nos liberamos de las construcciones de la sociedad que a veces nos guían hacia la auto-esclavitud. Ser un siervo de Dios, un éved Hashem, es el medio a través del cual nos elevamos de homo sapiens a seres humanos, sirviendo no sólo como un título descriptivo sino como la clave de la emancipación.
Resumen
En el mundo libre actual, el concepto de ser un siervo de algo se opone a los valores de la libertad y la independencia. Sin embargo, para ser un judío religioso, la expectativa es que actuemos como siervos de Dios.
La cruel estrategia del faraón al decidir la esclavitud del pueblo judío en Egipto, nos ayuda a entender la perspectiva liberadora de la libertad teológica.
Rav Benji Levy | aishlatino.com
