La mesa fue elaborada por los mayas durante el periodo de evangelización de la colonia con ramas de la planta X’colonché, y los cuatro tenedores fueron hechos de la madera del árbol kivis (no usaban clavos, pues pensaban que los difuntos se lastimarían y no querrían acercarse a la mesa si esta tenía clavos o alambres).
Elementos del Altar Hanal Pixán — Día de los Muertos en México
Para los niños, los adultos o la mesa de ánima sola, las mesas se hacen ahora de cualquier material.
El barro, la arcilla, la madera y los cuencos hechos con los frutos del árbol de Jcara -comúnmente llamados “jcaras” en la zona- son los materiales tradicionales que se suelen utilizar en las mesas.
Aunque es importante señalar que entre las ofrendas que se colocan en la mesa es frecuente ver objetos de otros materiales.
El mantel
Debido a la mezcla transcultural que tuvo lugar durante la colonia y que contrasta con la cosmovisión europea/cristiana, que considera la existencia de un cielo y un infierno, el significado del mantel se atribuye a las nubes.
La cosmovisión maya era más compleja y consideraba la existencia de nueve cielos inferiores y trece superiores (el último de ellos llamado Mitnal).
Mientras que este mantel es de colores vivos para los niños (para reflejar la naturaleza alegre y juguetona de sus almas), es blanco o gris para los adultos en señal de respeto y solemnidad.
Incensario
Teniendo en cuenta que se cree que los alimentos colocados en el altar son consumidos de forma espiritual por las almas a las que están dedicados, dejando solo su presencia física, el propósito del quemador de incienso, o sahumerio, durante esta celebración es ayudar con su luz y aroma a que la “esencia” de los alimentos sea más agradable para las almas.
Como se piensa que solo queda como “cáscara”, los familiares vivos consumen luego físicamente este alimento (despojado de su función vitalizadora). La resina del árbol del copal, muy apreciada por su delicioso aroma, se quema en el incensario.
Sal y agua
Sobre el altar se colocan dos recipientes, uno lleno de sal y otro de agua, que simbolizan el principio y el final de la vida o la protección de las almas de los muertos mediante rituales de purificación de los “malos vientos”.
Según la costumbre, se espera que estos componentes estén presentes en la mesa. A menudo se utilizan como recipientes pequeños platos o jarras de barro llamadas jcaras (conocidas como lec en maya). Las almas son guiadas por estos elementos de vuelta al otro mundo para que no queden presas en éste.
Mukbil pollo o Pib
El Mukbil pollo o pib es, sin duda, el rasgo más distintivo de la celebración (enterrar o sepultar en lengua maya).
Se trata de una especie de pastel de maíz o tamal que se rellena con guisos de carne y diversas especias que se combinan en un rico caldo de maíz. La comida se cocina dentro de un hoyo cavado, específicamente para ello en la tierra. Allí se construye una base de piedra caliza que se calienta con leña.
A continuación, los alimentos se colocan en este tipo de horno pib y se cubren con hojas cuidadosamente elegidas (sin resinas que perjudiquen el sabor) y con la misma tierra. El calor producido por la mencionada cama de piedra se utiliza para cocinar los alimentos.
Entre los materiales que se utilizan para preparar el hoyo y su cubierta, totalmente autóctonos del campo yucateco, están las hojas de henequén, cuya fibra también se utiliza para atar la hoja de plátano que cubre el pib, y, como ya se mencionó, diversas hierbas locales.
Chukum
Dado que el uso de otras maderas puede afectar negativamente al sabor, la leña se obtiene de la planta leguminosa conocida en lengua maya como chukum (“la que hace carbón”). La preparación de este guiso es esencialmente la misma que la de la cochinita pibil.
Aunque en los hogares sin recursos económicos suficientes se sustituye por otros platos que también se consideran típicos de las celebraciones o fiestas, como el relleno negro, en la mesa del hanal pixán es el plato principal.
Una semana después, la Bix u octava, que es un tipo de repetición menos compleja que la anterior (Ochovario de la de finados, también se dice de la reunión o fiesta que se realiza ocho días después de algún acontecimiento).
Durante esas noches se encienden filas de velas en las albarradas y en las puertas de las casas para que las almas puedan encontrar el camino de entrada y salida del pueblo al concluir los finados.
Existe el mito de que unos días antes de la ceremonia, los espíritus llegan a lavar sus ropas, se preparan para recibir tributos y esperan ser bien tratados por los vivos. Si los vivos no prestaran atención a las ofrendas de comida, bebida y otras cosas de las que disfrutaban los difuntos, no podrían volver al mundo de los vivos.
Haciendo el Pib
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