La erupción del volcán Copahue en diciembre de 2012 constituye un hito relevante en el análisis de la actividad volcánica en la región de Neuquén, Chile. A continuación, se presenta una revisión detallada de los acontecimientos y sus impactos, fundamentada en datos confirmados y reportes de las autoridades relacionadas.
Inicio de la actividad volcánica en Copahue
El volcán Copahue, situado en el noroeste de la provincia de Neuquén, registró un incremento significativo en su actividad el 22 de diciembre de 2012. Este despertar del gigante geológico no solo captó la atención de los residentes locales y autoridades regionales, sino que también atrajo la mirada de científicos y vulcanólogos a nivel mundial.
Según la Red Nacional de Emergencia de Chile, la actividad eruptiva comenzó afectando principalmente las zonas entre la Octava y Novena Región de Chile, cerca de la ribera norte de la represa Ralco.
Informes del portal La Mañana de Neuquén destacaban que la columna de humo alcanzó aproximadamente 850 metros de altura, y la dirección del viento llevó la pluma de ceniza hacia la localidad de Zapala. El inicio de la actividad se registró cerca de las 9:15 AM hora local.
Este evento no sólo alteró la tranquilidad de la zona sino que también marcó el comienzo de un monitoreo intensivo por parte de las autoridades competentes.
Evolución de la actividad y medidas de precaución
Tras el inicio de la erupción, la actividad del volcán Copahue experimentó fluctuaciones significativas, que requirieron una vigilancia constante y una comunicación efectiva por parte de las autoridades para con la población local y los turistas en la región.
Decrecimiento de la actividad y desmentido de evacuación
Contrariamente a algunas especulaciones iniciales sobre posibles evacuaciones, el decrecimiento notable de la actividad volcánica permitió desestimar dichas medidas. Guillermo De Cesco, propietario de la Hosteria Hualcupen, confirmó que no había evacuados y que la ocupación hotelera estaba completa.
Muchos turistas decidieron permanecer en la zona, atraídos por el fenómeno natural, aunque siempre bajo la supervisión y las recomendaciones de seguridad emitidas por las autoridades.
El intendente de Copahue, Oscar Mancegosa, reiteró en conversaciones con medios como C5N, que hasta las 13:00 horas de aquel día no se había registrado caída de lava ni de piedras grandes, aunque sí una considerable cantidad de ceniza que, afortunadamente, se mantuvo a una altura considerable, minimizando el riesgo para las personas y las infraestructuras.
Mantenimiento de la alerta amarilla
A pesar de la disminución en la actividad visible del volcán, las autoridades decidieron mantener la alerta amarilla, un indicativo de que el volcán podría volver a incrementar su actividad sin previo aviso. Esta decisión subraya la imprevisibilidad de los fenómenos volcánicos y la necesidad de mantener una vigilancia constante.
Este período de calma relativa fue aprovechado para reforzar las medidas de información y prevención entre la población local y los visitantes, asegurando que todos estuvieran bien informados sobre cómo actuar en caso de un incremento de la actividad volcánica.
Reporte especial de actividad volcánica por SERNAGEOMIN
El Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) junto al Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS), desempeñaron un papel crucial en el monitoreo del volcán Copahue durante y después de la erupción de diciembre de 2012. Sus informes y análisis proporcionaron datos esenciales para entender la magnitud y las características de la actividad volcánica.
Análisis de la señal sísmica
El 22 de diciembre, a partir de las 10:45 hora local, se detectó una intensificación de la señal sísmica en las estaciones ubicadas alrededor del volcán. Esta señal de tremor, con dominancia de frecuencias bajas, alcanzó niveles considerados altos, con un máximo de 49 cm² medidos con ondas superficiales.
Este aumento en la actividad sísmica indicó un cambio sustancial en el comportamiento del volcán, lo que requirió una respuesta rápida y ajustada por parte de los observadores y las autoridades.
Observaciones de la columna de gases y cenizas
La señal de tremor correlacionada con el incremento en la emisión de gases y cenizas resultó en la formación de una columna oscura y densa, elevándose hasta 1.5 km y extendiéndose aproximadamente 13 km hacia el sureste.
Estas observaciones sugirieron la presencia de un sistema hidrotermal extensivo dentro del edificio volcánico, que podría haber influido en la naturaleza de la erupción, clasificada principalmente como freática.
Evaluación continua y cambio de alerta
Debido a estas observaciones y la continua emisión de cenizas y gases, SERNAGEOMIN ajustó la alerta volcánica a nivel naranja. Este cambio reflejó el aumento potencial de riesgo y la posibilidad de que la actividad evolucionara hacia un evento eruptivo mayor.
La designación de alerta naranja implicaba una necesidad de preparación y vigilancia aún mayor, coordinada entre varias agencias gubernamentales y de emergencia.
La labor de SERNAGEOMIN y OVDAS fue fundamental para guiar las decisiones de gestión del riesgo volcánico y para mantener informada a la población sobre los cambios en la actividad del volcán Copahue.
Estos esfuerzos conjuntos ayudaron a minimizar los impactos de la erupción y a preparar adecuadamente a las comunidades y sistemas de respuesta para futuras actividades volcánicas.