Observa un poco el juego de los niños, y los verás a menudo en una posición natural en cuclillas. La práctica diaria de esta postura de yoga alarga la columna vertebral, fortalece el tronco, abre las caderas, estira los músculos de las piernas y de los pies, estimula el metabolismo y ayuda a encontrar el equilibrio.
El secreto oculto de estar en cuclillas
Lo mejor de todo es que sentarte en cuclillas contrarresta los efectos adversos de estar sentado largos períodos de tiempo, como isquiotibiales y flexor de cadera tensos, y menos flexibilidad en la columna vertebral.
Cómo sentarse en cuclillas
- Párate con los pies paralelos ligeramente más abiertos que tus caderas.
- Dobla las rodillas y baja las caderas hacia el piso.
- Hazlo hasta que tus caderas queden más abajo de las rodillas, pero mantén la columna recta.
- Si los talones se levantan del suelo, probablemente se debe a que los tendones quedaron tensos, entonces coloca una manta o una toalla enrollada debajo para que les sirva de apoyo.
- Estira la columna vertebral hacia arriba y relaja los hombros.
- Mantén la posición durante ocho respiraciones completas.
Beneficios
- Más que ninguna otra, la postura en cuclillas abre las lumbares inferiores.
- Activa la fuerza motora latente de la pelvis, abre las ingles, flexiona las articulaciones de las caderas y crea presión descendente, facilitando la liberación de excrementos, gases y toxinas.
- Por el empuje gravitatorio que provoca, agita la corriente de Qi Terrenal que se mueve hacia el perineo, despierta los fluidos espinales en el sacro, abre y alarga la columna, reequilibra las vértebras y abre paso a la corriente Qi que asciende al centro coronario y a la glándula pineal.
- En esta postura la respiración interna masajea los pulmones y el corazón, mientras el Tan Tien ayuda al corazón, asumiendo su función de bombeo, activando y facilitando los flujos de sangre y Qi.
Estirar los músculos psoas
Esta postura también contribuye significativamente a estirar los músculos psoas. Estos dos músculos se anclan entre la última vértebra dorsal (Du Mai 12) y las cinco primeras lumbares, siguen en sentido transversal y descendente, uno a cada lado de la columna, hasta la cabeza de los fémures.
En el curso de su trayecto, el psoasilíaco se relaciona con importantes órganos: diafragma, riñones, uréteres, vasos renales, colon, ciego, arterias ilíacas primitivas, y arterias y venas ilíacas externas.
Especialmente íntima es su relación con el plexo lumbar, que lo atraviesa. Los músculos psoas nos sirven para mantenernos erguidos, para caminar y levantar las piernas. Actúan también en el movimiento de las caderas y el tronco.
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