Al igual que cada alma posee su propio registro, nuestras viviendas o lugares de residencia actuales también son considerados entidades energéticas que poseen su propio libro akashico.
Nuestra vivienda es un ente energético — David Topí
Así, es perfectamente posible realizar limpiezas energéticas en la vivienda o residencia que poseemos a través de los Registros Akashicos, algo muy recomendable de realizar allá donde vivimos o trabajamos, para eliminar del lugar toda la posible negatividad acumulada durante toda su existencia.
Incluso desde antes de ser nuestra casa construida como tal, pues el lugar puede haber sido usado para múltiples cosas que han mantenido su energía intacta con el paso del tiempo.
Casa ser energético
Nuestra casa es un ser energético, nos lo parezca o no. El simple hecho de que vivamos en ella y dejemos rastros de lo que emitimos constantemente a través de nuestra aura, lo que emiten las personas que viven con nosotros.
Los que entran y salen, y lo que recogemos en otros sitios y luego termina anclándose a cualquier objeto de nuestro entorno hace que sea importante prestarle más atención de la que normalmente le prestamos.
Una casa, vivienda o propiedad tiene asimismo una historia energética detrás. El lugar donde estamos viviendo ahora puede haber sido hace mil años un campo de batalla, una iglesia, un lugar de culto, un bosque, una ciénaga, un cementerio o cualquier otra cosa.
Todos los remanentes energéticos que han tenido la suficiente fuerza para impregnar ese terreno donde ahora se levanta nuestro edificio y que no han sido procesados por el planeta (que es a donde pertenecen estas energías), siguen latentes en mayor o menor medida en el espacio que ocupamos.
¿Que problemas podemos encontrar en una vivienda?
En una casa podemos encontrarnos de todo. Portales energéticos abiertos a otros planos dimensionales (normalmente el bajo astral), aprovechados por entidades para entrar y salir sin que nosotros lo percibamos.
Los niños si que lo notan, y se quedaran mirando viendo a todo tipo de entidades pasar por tu cocina y desaparecer de repente, por experiencia propia :-).
También objetos antiguos que vienen cargados con energías de sus anteriores propietarios, o formas de pensamiento negativas que se acumulan en la atmósfera de la casa y que crean un mini inconsciente colectivo que afecta a todos los que se encuentran bajo ese mismo techo.
Podemos encontrarnos varias cosas que influyen negativamente en las personas que residen en un lugar concreto. La negatividad y energías discordantes generadas por todos los anteriores inquilinos que han pasado o habitado el lugar.
Restos de energía negativa
La energía remanente de todas las personas que entran y salen de la casa, no habitando en ella, pero que dejan a su paso restos de energía negativa, si existe en su aura, al engancharse con la energía de los que viven allí o de los objetos propensos a cargarse energéticamente (cristales, minerales, etc)
Espíritus, entidades no encarnadas y almas “errantes” que no han transicionado a los planos superiores por estar ancladas al lugar (que quizás significó algo para ellos en algún momento) y no pueden o no saben “irse”. Su energía afecta mucho a los ocupantes de la casa, aunque pueden no darse cuenta.
Tipo de “asignación” del lugar
Cuando un evento o situación importante carga energéticamente el lugar donde vivimos, se le asigna este tipo de energía que se mantiene a menos que se cambie.
Es decir, si el terreno donde nuestra casa está edificada fue hace siglos un campo de batalla, la energía de esas batallas es la que permanece como principal, idem si fue un lugar de culto, si fue un cementerio, si fue un lugar sagrado, etc.
Esas influencias se han de convertir en energías asociadas a la función de “hogar” o “lugar de trabajo” para armonizar lo que el sitio”es”, con lo que el sitio “se usa como”. La mayor parte de las veces nada de esto suele molestarnos mucho.
En las lecturas de viviendas se suele usar un índice numérico para valorar la “negatividad” que puede existir en un lugar, y salvo en casos muy extremos, todas suelen estar entre 5 y 30, siendo 100 el máximo, y considerando que un sitio es apto para vivir hasta los 45.
Aún así, las personas que son más sensibles enseguida notan cuando el ambiente de un lugar está mas limpio o más cargado negativamente, y puede causarles trastornos pues se llevan a casa la sensación o formas negativas que existían en el lugar al que fuiste de visita.
Simplemente, si es tu caso, cuando vayas a cualquier sitio date a ti mismo la “orden mental”, o pon la intención de que no permites a ningún tipo de energía negativa anclarse a tu aura, de forma que auto-bloquees posibles interacciones con un entorno que a la larga, puede causar un bloqueo o problema energético en ti, aunque sea leve y la mayoría de las veces no nos demos cuenta.
Mayor sensibilidad
Alguna vez ya lo he comentado, cuanto más se “trabaja uno mismo”, más sensible se vuelve a estas pequeñas cosas.
A mas limpio está tu sistema energético (y más sano, claro está), a la mínima que se te engancha algo ya lo notas, aunque sea como una pequeña sensación de desasosiego (o ves el efecto del bloqueo manifestado rápidamente en tu realidad).
Es por ello que al final debes recurrir a todo tipo de herramientas para protegerte, o hacerte limpiezas regulares, llevar piedras que te ayuden, etc.
Es como con los alimentos, hay gente que empieza a comer más y más sano, y cuando comen algo de comida basura de repente se ponen enfermos, pues el organismo ya no tolera ese tipo de alimentos.
Lo mismo nos pasa con nuestro sistema energético, y tener una casa sana es una de las cosas mas importantes para, como mínimo, sentirnos a gusto y ¡relajados el tiempo que pasamos en ella!
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