¿Recuerdas cuánto te enfada que la tapa de la pasta dental no esté puesta? ¿O qué tal ese famoso «ash» tan típico de los adolescentes? ¿Y qué hay de la cara de desaprobación de tus padres, que sin decir nada lo decían todo?
No sólo el diablo.. El amor está en los detalles también
Bueno, pues es correcto, «el diablo» está en los detalles, porque puede bastarte con eso para hacerte pasar no sólo un mal rato sino una muy desagradable conversación, es decir eso basta para perder la empatía en la relación.
Pero como todo en la vida, en la que cualquier cosa en el mundo la puedes utilizar para destruir o para crear, puedes aprovechar esos detalles para construir relaciones fuertes absolutamente con todo, no sólo con las personas que más te importen sino con tu salud, con el dinero, tu paz y por supuesto con la persona más importante en el mundo que eres tú.
Cada hábito sano que integras a tu vida, cada vez que lo llevas a cabo y lo mejoras, cada palabra positiva y amorosa con su entonación que te dices a ti mismo en ese diálogo interno acerca de tus habilidades, tus deseos e incluso tus temores, es lo que de a poco hará la diferencia en tu estado de ánimo y finalmente en tu estado de conciencia.
Ahora imagina que así con ese cuidado que tienes al hablarte a ti mismo lo haces con las personas con quienes vives y convives a diario, esa atención que les prestas, tu tiempo, tu empatía y tu presencia ¿cómo podrías fracasar si lo haces con este empeño?
¡Hacerlo así ya es un éxito!
Porque cuando estás enfocado de esta manera vives en el presente y vivirlo así ya es ahora y en sí mismo satisfactorio.
¡Qué podrías obtener de vivir llena de satisfacción, con atención positiva y amorosa en el detalle de cada instante en el que vives y en la relación que en ese instante estás teniendo! Pues sólo más de lo mismo.
Así que en lugar de encontrar al diablo en los detalles, dedícate a encontrar al amor en ellos y coloca tu atención consciente y plena a disfrutarlos, irremediablemente tendrás los mejores resultados, sí o sí.
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