Desde los albores de la civilización, la escritura ha sido más que un mero conjunto de símbolos. Mariano Arias Páramo nos muestra cómo la escritura nació de la necesidad y se entrelazó con el desarrollo social, económico y religioso de la humanidad.
Un nacimiento por necesidad
Desde tiempos inmemoriales, la escritura ha sido una herramienta fundamental en la evolución de la humanidad. Según Mariano Arias Páramo, destacado profesor y escritor asturiano, la escritura no surgió meramente como una extensión del habla, sino como una necesidad intrínseca de la civilización en desarrollo.
En su tesis doctoral, Arias Páramo desafía las teorías convencionales, vinculando la escritura con el sedentarismo y el desarrollo económico, político, social y religioso de la humanidad, desde el Neolítico hasta el segundo milenio antes de Cristo.
Esta perspectiva sugiere que la escritura era una respuesta a las exigencias de una sociedad cada vez más compleja, donde la comunicación y el registro de información se volvieron vitales.
Las primeras formas de escritura, como los pictogramas y los ideogramas, eran métodos rudimentarios pero efectivos para preservar y transmitir conocimientos y acuerdos, lo que era esencial en sociedades agrarias y comerciales emergentes.
Los escribas y la religión
Los escribas, una casta sacerdotal cerrada y estrechamente ligada a lo militar, desempeñaron un rol decisivo en la génesis de la escritura. Según Arias Páramo, estos escribas tenían la misión de unificar regímenes tribales, particularmente en confrontación con los egipcios y otras tribus.
Su labor condujo al desarrollo del concepto de letra y, con el tiempo, a la formulación de la figura de Yahveh, redefiniendo la religión monoteísta. Estos custodios de la palabra escrita no solo fungían como mediadores entre lo divino y lo terrenal, sino que también moldeaban leyes y tradiciones.
A través de sus escritos, se forjó una potente herramienta para preservar y difundir creencias religiosas. Esta fusión entre escritura y religión no solo cimentó tradiciones y textos sagrados, sino que también estableció un nexo profundo entre el lenguaje escrito y la espiritualidad.
La escritura: Un reflejo evolutivo de la sociedad y la religión
Dentro de este contexto, la escritura se revela, según Arias Páramo, como mucho más que una mera técnica. Es una entidad en constante evolución, reflejando la historia, cultura y creencias de la humanidad.
Cada material empleado para escribir – desde barro hasta pergamino – no solo tiene su historia única, sino que también simboliza distintas etapas en el desarrollo de la escritura. Este enfoque subraya la naturaleza adaptable de la escritura, evolucionando para satisfacer las necesidades de diversas civilizaciones.
Por ejemplo, la transición de la escritura cuneiforme sumeria en tablillas de arcilla al uso de papiro y pergamino en el mundo antiguo no solo marcó avances tecnológicos, sino también reflejó cambios en la expresión religiosa y cultural.
Así, la escritura actúa como un espejo que no solo muestra la progresión tecnológica, sino también las transformaciones en la práctica y percepción religiosa a lo largo del tiempo.
Conclusión: más que palabras
Arias Páramo concluye que la escritura es una manifestación de las necesidades humanas y un elemento crucial para entender nuestra historia y cultura. Su trabajo, que combina arqueología, sociología y filosofía y ofrece una visión integral de cómo y por qué nació la escritura, proporcionando una comprensión más profunda de este fenómeno.
La escritura, en definitiva, es un espejo de la humanidad: evolucionando, adaptándose y reflejando los matices de cada época. Más que un mero conjunto de símbolos, la escritura encapsula los pensamientos, creencias, y aspiraciones de las personas que la han utilizado a lo largo de los siglos.
La palabra escrita es entonces, una huella indeleble de nuestra existencia, una forma de trascender el tiempo y el espacio, conectando generaciones pasadas, presentes y futuras. A través de la escritura, podemos entender no solo a quienes nos precedieron, sino también a nosotros mismos, en un diálogo constante a través de la historia.
El poder de las palabras en el cerebro
La investigación de Newberg y Waldman nos muestra que las palabras que elegimos tienen un impacto profundo en nuestra realidad diaria y en nuestra salud mental. Al enfocarnos en el lenguaje positivo, no solo elevamos nuestro estado de ánimo, sino que también impulsamos cambios significativos en nuestro cerebro, mejorando nuestra lógica y razonamiento. Leer más>>