EL abrazo tántrico, es el abrazo total, acrecienta nuestro amor, ayuda a limar asperezas y hace sentirte apoyado, protegido, fundido con la persona a la que amas sintiendo los latidos de nuestros corazones como si fuese uno.
Abrazo Tántrico – El abrazo total
Puedes abrazar a tu pareja, a tus padres, a tus hijos, a toda aquella persona significativa que quieras trasmitirle tus mejores sentimientos.
Sentirse estrechado es una experiencia elemental, profundamente deseada, pero al mismo tiempo puede ir ligada a una cierta timidez y a menudo provoca respuestas emocionales.
El abrazo tántrico es importante
Resulta terapéutico, nos da confianza de sentirnos amados y protegidos, nos proporciona seguridad y bienestar, que los niños reclamábamos y sin embargo raras veces nos permitimos experimentar de adultos, e incluso nos reprimimos para no experimentar estas experiencias con demasiada intensidad.
El abrazo abre de forma natural la puerta a la confianza, y al proporcionarnos una sensación de bienestar nos recuerda que la felicidad es nuestra auténtica naturaleza.
Practicar 15 minutos, en pareja
- Empezar investigando nuestras sensaciones por lo que respecta al abrazo corriente acercándonos a nuestra pareja e intercambiando un abrazo tántrico.
- Hacerlo con naturalidad, no pretendiendo conseguir algo especial. Mantener el abrazo tres minutos.
- Después separence suavemente, cerrando los ojos y comprobando qué han sentido.
- Observar si se ha producido resistencia
La resistencia puede indicar los límites, conscientes o inconscientes, que han marcado a ustedes mismos. Es posible que esto exprese cierto miedo a la intimidad, lo cual es de interés investigar. Comprobar qué haz sentido respecto hacia la otra persona de la misma forma observa tus propias sensaciones.
En el abrazo tántrico sincero interviene todo el cuerpo, es el abrazo de fusión
Te ubicas frente a la pareja en la parte opuesta de la estancia. Empieza con un saludo sincero. Poco a poco se van acercando mirándose a los ojos y manteniéndose completamente relajados. Respirar profundamente, sin realizar un gran esfuerzo.
Al acercarse extender los brazos en un gesto de bienvenida, las palmas de las manos abiertas, frente a frente.
Lentamente irán colocando los brazos alrededor del cuerpo de la pareja con gran suavidad. Las manos han de sentir que están en contacto con la carne, los huesos y músculos, sin ejercer ningún tipo de presión. Relajar la zona pelviana, impulsándola hacia delante hasta tocar la del otro. Juntar muslos y vientres.
Flexionando ligeramente las rodillas para afianzar el equilibrio y la estabilidad. Relajar los cuerpos para que se puedan fusionar en un abrazo sincero en el que se dejen llevar y sintiendo algo parecido a lo que sentían de niños cuando sus madre los abrazaban.
Ritmo respiratorio
Al cabo de un par de minutos, concentrarse en el ritmo respiratorio de la pareja. Intentando armonizar la respiración con la del otro. Cuando lo hayan conseguido, mantenerlo durante unos minutos.
Si no se consigue, esperar a adquirir más experiencia, sin forzar, que se produzca de forma espontánea. Finalizar con una salutación sincera.
Cuando se hace en solitario, puedes crear la misma sensación colocándote en posición fetal sobre la alfombra, o haciendo algo que te produzca una sensación cálida, íntima y envolvente.
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