La noche del 27 de julio de 2018 se vistió de magia y misterio, ofreciendo un impresionante regalo astronómico: el eclipse lunar más largo del siglo XXI. Este fenómeno celeste, conocido como la Luna de Sangre, dejó a los espectadores boquiabiertos durante una hora y 42 minutos, revelando una vez más la asombrosa majestuosidad del cosmos.
Eclipse lunar 2018: Rememorando el asombroso fenómeno de la Luna de Sangre
En esa noche especial, cualquiera que tuviera a la luna en su horizonte pudo disfrutar del espectáculo. Así lo confirmó el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), explicando que, a diferencia de los eclipses solares, los lunares son universales, pues la luna es visible en cualquier parte del mundo durante su ocurrencia.
Los eclipses lunares suceden cuando la luna se desliza a través de la sombra de la Tierra. Sin embargo, este fenómeno no es habitual debido a la inclinación de la órbita del satélite natural respecto a la de la Tierra-Sol (eclíptica).
Influencias de la luna de sangre
La astróloga Patricia Kesselman sugirió que este particular eclipse lunar podría haber desencadenado ciertos efectos en las personas, en especial por su duración prolongada y por ocurrir en conjunción con Marte. Estas fueron algunas de las potenciales consecuencias que este fenómeno astrológico pudo haber ocasionado:
- Impulsó reacciones instintivas y viscerales con impactos directos sobre el organismo, fomentando una inclinación hacia los trastornos psicosomáticos y repentinos cambios de humor.
- Propició un periodo de reordenamiento, brindando la oportunidad de liberarse de conexiones negativas mediante el autoexamen.
- Provocó tensiones emocionales que pudieron manifestarse en problemas con la autoridad, actos violentos, intolerancia, y episodios de enojo y celos.
- Fomentó la introspección, el análisis de las emociones y el yo interior, y la búsqueda de la verdadera esencia, especialmente a través de prácticas como la meditación.
- Pudo haber incrementado la incidencia de accidentes por negligencia o descuido, especialmente relacionados con dispositivos electrónicos, maquinaria y medios de transporte.
Según Kesselman, aquellos nacidos entre el 22 y el 28 de enero, entre el 22 y el 28 de junio, entre el 22 y 28 de abril, y entre el 22 y 28 de octubre, fueron más propensos a sentir estas influencias astrológicas.
Reviviendo el eclipse lunar del 27 de Julio de 2018
Este fenómeno astral fue visible desde Sudamérica, Europa, África, Asia y Oceanía. Durante la totalidad del eclipse, la luna no desapareció de la vista, sino que se tiñó de un atractivo color rojizo.
El IAC retransmitió este evento en directo desde Namibia a través del canal sky-live.tv. Nuestra atmósfera, que se extiende unos 80 kilómetros más allá del diámetro de nuestro planeta, actuó como una lente, desviando la luz solar y filtrando eficazmente sus componentes azules para dejar pasar únicamente la luz roja, que fue reflejada por el satélite. De esta forma, la luna adoptó el icónico resplandor cobrizo, explicó el IAC.
Tras dos años sin eclipses totales de luna visibles en Europa, aquel 27 de julio pudimos presenciar de nuevo la luna roja. No obstante, tuvimos que esperar seis meses más para repetir la experiencia, en enero de 2019, comentó Miquel Serra-Ricart, astrónomo del IAC.
Serra-Ricart añadió que la transmisión desde Namibia permitió descubrir objetos solo visibles desde los cielos australes, como las Nubes de Magallanes, gracias a la oscuridad producida por el eclipse. Sin duda, una noche que recordaremos por su espectáculo astronómico y las intensas influencias astrológicas que se desataron.