En noviembre de 2012, el cielo nos regaló un espectáculo astronómico impresionante: un eclipse total de sol. Este fenómeno capturó la atención de muchos, siendo visible en distintas partes del mundo, como Australia, Nueva Zelanda, Sudamérica y hasta en la remota Antártida.
Eclipse total de sol de noviembre 2012
Desde Australia hasta la Antártida: Impacto y la visibilidad del eclipse solar
El evento astronómico tuvo su inicio el 13 de noviembre a las 19:38 hora universal y se extendió hasta las 00:46 del 14 de noviembre.
En el caso específico del eclipse solar de noviembre de 2012, los privilegiados habitantes del norte de Australia y del sur del Océano Pacífico tuvieron la mejor vista.
Cairns, una ciudad ubicada en Queensland, Australia, fue el epicentro de este fenómeno, donde sus residentes experimentaron aproximadamente dos minutos de totalidad alrededor de las 20:38 UT del 14 de noviembre.
Sin embargo, es importante destacar que no en todas las regiones mencionadas se observó el eclipse en su totalidad. En algunas áreas, solo una parte del sol fue ocultada por la luna, ofreciendo un espectáculo parcial pero igualmente fascinante.
En Argentina y Chile, el eclipse se manifestó de manera más sutil, pero no menos impresionante. Una angosta franja geográfica, que incluyó parte del Océano Pacífico, la Isla de Pascua, y una pequeña porción del sur de ambos países, fue testigo de este evento celestial.
El sudoeste de Santa Cruz, cerca de la ciudad de El Calafate, fue uno de los puntos privilegiados donde se pudo observar el eclipse total. La región patagónica fue especialmente afortunada, disfrutando de un alto porcentaje del diámetro solar cubierto por la Luna. Por ejemplo, Neuquén vio un 70% del sol cubierto, Rawson un 78%, y Río Gallegos un impresionante 98%.
Sin embargo, incluso en estos lugares, para apreciar plenamente el corazón del fenómeno, era necesario tener una vista despejada del horizonte noroeste. Esto se debió a que el eclipse total coincidió con la puesta del sol, agregando un desafío adicional para los observadores entusiastas.
Australia, epicentro del eclipse solar total
Desde el Parque Nacional de Garig Gunak Barlu hasta el hemisferio sur
El norte de Australia, específicamente en el estado turístico de Queensland, fue el lugar privilegiado para seguir este eclipse total. Este espectáculo celestial fue principalmente visible desde las vastas y despobladas regiones del Pacífico Sur.
Según Fred Espenak, un reconocido especialista en eclipses de la NASA, la sombra de la Luna comenzó su trayecto sobre el Parque Nacional de Garig Gunak Barlu, ubicado a unos 250 kilómetros al este de Darwin, en el norte de Australia. Posteriormente, la sombra lunar se desplazó hacia el este, cruzando el Golfo de Carpentaria.
Durante el pico del eclipse, el Sol quedó completamente oculto por la Luna, transformándose en un disco negro rodeado por una deslumbrante aureola dorada, que no es otra cosa que su atmósfera externa extendiéndose por millones de kilómetros. Incluso en pleno día, las estrellas brillaron sobre un cielo azul añil.
Además de Australia, otras regiones pudieron disfrutar de un eclipse parcial. Los habitantes de Papúa Nueva Guinea, el extremo este de Indonesia, la mitad sur de Australia y toda Nueva Zelanda tuvieron esa oportunidad. Incluso en Polinesia, así como en el sur de Chile y de Argentina, se pudo apreciar ligeramente este fenómeno.
Después de recorrer aproximadamente 14.500 km a través del hemisferio sur, el eclipse concluyó a las 23:48 GMT, a unos 800 km al oeste de Chile.
Es importante destacar que los eclipses totales de Sol son eventos relativamente raros. Desde un mismo punto en la Tierra, se pueden observar aproximadamente una vez cada 410 años en el hemisferio norte y cada 540 años en el hemisferio sur, resaltando la singularidad y el valor de este espectáculo natural.
Los eclipses y su impacto espiritual: Más allá de la ciencia astronómica
Energías sutiles y ancestrales: Comprendiendo las consecuencias espirituales de los eclipses
Los eclipses, fenómenos astronómicos de gran belleza y complejidad, ocurren cuando un objeto celestial se mueve a la sombra de otro. Existen principalmente dos tipos: el eclipse solar, donde la sombra de la Luna cruza la Tierra, y el eclipse lunar, que se da cuando la Luna entra en la sombra de nuestro planeta.
Desde una perspectiva espiritual, los eclipses son eventos de gran relevancia. Durante estos momentos, hay un incremento en las entidades sutiles de baja vibración, que pueden tener efectos negativos en la humanidad. Estas entidades aprovechan la energía vibracional elevada para generar una variedad de problemas con repercusiones negativas a nivel mundial. Sin embargo, la práctica espiritual regular puede ofrecer un escudo contra estos efectos dañinos.
Durante un eclipse, el Sol se encuentra oscurecido por una barrera sutil, lo que trae consigo dos consecuencias espirituales significativas.
Primero, el ambiente se vuelve más propicio para que las energías negativas generen energía negra, un tipo de energía espiritual utilizada como arma principal de ataque por los fantasmas. Segundo, este ambiente es más favorable para que estas energías negativas utilicen su energía negra para dañar a la humanidad y sembrar las semillas de la destrucción.
El impacto sutil de un eclipse sobre los humanos depende de su visibilidad. Cuanto más visible sea en una región, mayor será su impacto sutil sobre la gente de esa área.
Por ejemplo, si un eclipse es más visible en medio del Océano Pacífico, su impacto sería menor debido a que es una zona mínimamente poblada. Otro aspecto a considerar es la influencia de los ancestros difuntos durante estos eventos.
Las personas son más susceptibles a ser afectadas por sus ancestros fallecidos, quienes pueden crear problemas en la vida de sus descendientes aprovechando la energía negra generada por los fantasmas durante un eclipse.
Esto puede manifestarse en forma de letargo, cansancio, enfermedades a nivel físico, y un exceso de pensamientos negativos o emociones perturbadoras a nivel psicológico, especialmente en relación con la práctica espiritual.
Se reconoce que la luna influye en la mente humana, y este efecto se intensifica durante una luna llena, siendo aún más fuerte durante un eclipse lunar. Por lo tanto, la combinación de una luna llena y un eclipse lunar puede tener un impacto severo.
Este efecto ocurre a un nivel sutil e intangible, causando malestar debido a las energías negativas. Incluso puede haber un descenso general en la capacidad de toma de decisiones, aumentando la probabilidad de tomar decisiones erróneas, ya que el intelecto también se ve afectado por estas energías.