Sigue al cuerpo. Nunca trates de dominarlo de ninguna manera. El cuerpo es tu base. Una vez que has comenzado a entender a tu cuerpo, el 99% de tus sufrimientos desaparecerán de la manera más sencilla.
Dime que te duele y te diremos que amar
Nuestro cuerpo es sabio y sabe cuándo tiene que mandarnos señales si es que hay algún problema interno que no hemos sabido solucionar.
Me duele la garganta
Mi garganta se cierra por el dolor y la tristeza, entonces cantaré con alegría, entonando notas que alegren mi corazón y devuelva vitalidad y energía a mis días.
Me duele el pecho
El pecho a veces duele por desamor, por decepciones entonces me abrazo más fuerte y decido aceptarme y amarme cada vez más recordando que soy lo más importante y que estaré hasta el último instante de esta vida conmigo mismo.
Me duelen los oídos
Los oídos duelen entonces escuchó de mi propia voz los pequeños o grandes logros que tengo, lo mucho que me amo y que si resulto incomprendida o criticada por otras personas escuchó la voz de mi alma y vuelvo a mi propia esencia.
Me duele el estómago
Cuando esto sucede, me nutro de las cosas más saludables, busco darme simplemente lo mejor.
Me duelen las manos
Decido y suelto todo aquello que me da trabajo sostener, mis manos deben estar limpias y sin ataduras, recordando que nada nos llevaremos por ello no busco tener nada a la fuerza, suelto y fluyo.
Me duelen las rodillas
Me inclino de todo corazón desde la humildad, la gratitud, la fe y esperanza poniendo todo mi pensamiento en Dios quien de manera milagroso me levanta cada vez que me observa caída, triste y derrumbada por ello le alabo y agradezco.
Me duelen las piernas
Parecen cansadas por el paso de los años, por ello bailo con alegría jovial y sentimiento de gratitud, sin saber si llevo o no el ritmo el baile me transforma.
Me duele la espalda
Mi espalda se cansa por ello reposa, descansa, deja de estresarte, libérate de juicios o críticas de terceras personas y a pesar de los errores camina erguida y con la frente en alto.
Me duelen los pies
Haz un alto en tu vida y descansa, aquiétate y llénate de silencio en donde encontraras cada una de las respuestas mientras que tus pies se refrescan y toman energía para proseguir una vez más el camino.
Escucha a tu cuerpo, ámate y respétate.