El último califato que el mundo conoció fue el del Imperio Otomano, que se convirtió en historia tras concluir la Primera Guerra Mundial.
Declaran califato en territorios de Irak y Siria
Ahora el grupo Estado Islámico, que era hasta hace pocos días conocido como ISIS (Estado Islámico de Irak y el Levante, por su nombre en inglés) ha establecido unilateralmente un nuevo califato en las áreas que controla en Irak y Siria.
El Estado Islámico, que proclamó a su jefe Abu Bakr al Baghdadi como califa — ahora lo llamarán Califa Ibrahim — y «gobernante de los musulmanes allá donde estén», asegura que su dominio se extenderá desde Alepo en el norte de Siria hasta la provincia de Diyala en el este de Irak, donde regirá la estricta interpretación que el grupo tiene de la ley islámica.
Y demandó a todos los musulmanes jurar lealtad al nuevo gobernante del flamante califato y rechazar la democracia y otra basura de Occidente. Pero, ¿qué es un califato? ¿Y realmente será respaldado y suscrito por el resto del mundo musulmán?
Califato
En estricto rigor, el «califato» se refiere al proceso de elección del líder religioso y político de los musulmanes en el mundo, el califa («sucesor»), pero también al sistema de gobierno establecido tras la muerte de Mahoma en 632.
Debido a que el profeta de los musulmanes no dejó nombrado un sucesor, en aquellos primeros años del Islam se encuentra la raíz de la división que permanece hasta hoy entre sunitas y chiitas.
Mahoma
Los últimos creían que la sucesión tras la muerte de Mahoma debía seguir la línea familiar (en la persona del sobrino y yerno del profeta, Alí), mientras que los sunitas consideraban que el poder debía caer en manos de la figura del califa (el primero de ellos fue Abu Bakr, cercano compañero de Mahoma).
«La organización de un Estado bajo el califato es muy simple», explica a BBC Mundo Javier Rosón, experto en estudios islámicos de Casa Árabe en España y editor de la revista especializada Awraq.
«Lo más importante es la figura del califa». También implica la abolición de toda ley o norma no islámica. «Y por supuesto», dice el experto, «el seguimiento riguroso de la tradición islámica».
En su período de máximo esplendor, el imperio musulmán, con la figura del califa como líder, gobernó desde Medio Oriente y Asia Occidental hasta el norte de África y España.
Imperio Otomano
El último califato, el del Imperio Otomano, que se extendía por todo Medio Oriente y el norte de África, fue abolido por el líder turco Kemal Ataturk en 1924, tras un proceso de decadencia que incluyó la modificación de las fronteras de los territorios que ocupaba por parte de las potencias imperiales europeas.
Entre los límites que fueron redibujados estaban los de Irak y Siria, cuyas actuales fronteras fueron definidas por Reino Unido y Francia en 1916, mediante el acuerdo Sykes-Picot (por los apellidos de los diplomáticos de ambos países que lo negociaron).
Desde la disolución del Imperio Otomano el establecimiento de un califato gobernado por una estricta ley islámica ha sido el objetivo de muchos yihadistas y grupos islamistas.
Hassan al Banna, fundador de los Hermanos Musulmanes (ahora prohibidos en Egipto) en 1928, decía a sus seguidores que reunir a los musulmanes del mundo bajo un califato debía ser una prioridad.
Sin respaldo
La del Estado Islámico «es una iniciativa de un grupo extremista sunita que no será reconocida por (la chiita) Irán y los musulmanes chiitas en general, ni por Arabia Saudita, (que aunque es de mayoría sunita) se ve a sí misma como custodia de los sitios más sagrados del Islam», dice Mohamed Yehia, del Servicio Árabe de la BBC.
«También será rechazada por los estados y comunidades musulmanes moderados», agrega. Rosón, de Casa Árabe, acuerda: «su intención (del Estado Islámico) es gobernar la umma (comunidad de creyentes del Islam) mundial, pero eso no significa que este gobierno sea aceptado por el pueblo».
El editor para Medio Oriente de la BBC, Jeremy Bowen, considera que «(el Estado Islámico) no está interesado en tener una legitimidad popular de ningún tipo». «Ellos creen ser», dice, «un pequeño grupo de revolucionarios que cambiará todo y que la gente eventualmente, les guste o no, tendrá que seguirlos».
Al Qaeda, ¿irrelevante?
En este sentido, el mayor peligro ante el avance del Estado Islámico lo enfrentan hoy, según Mohamed Yehia, «los países vecinos de Irak y Siria: Líbano, Jordania, Arabia Saudita; pero Irán no está en riesgo porque es una gran potencia militar chiita en la región y es capaz de acabar con cualquier amenaza territorial».
La exigencia del Estado Islámico de que todos los musulmanes le juren lealtad pondrá en una posición muy difícil a grupos como al Qaeda, advierte Yehia, de BBC Árabe.
«O bien sucumbirán ante (el Estado Islámico) o lo desafiarán y correrán el riesgo de quedar marginados ante el éxito (del Estado Islámico), volviéndose irrelevantes».
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