La traición es una herida que comienza a manifestarse entre el segundo y cuarto año de vida, que además es la época en la que se desarrolla la energía sexual, y los niños comienzan a sentir las conexiones de amor con sus seres queridos así como atracción hacia ellos.
La cuarta gran herida del alma — Traición
Es la época en que generalmente el niño se enamora de su madre y la niña hace lo propio con su padre.
Si tienes esta herida lo sabrás porque la palabra «fidelidad» es importante para ti. Pero fidelidad en su más amplio sentido: ser leal a una persona, cumplir tus compromisos, ser fiel a una marca, a unos amigos, a la familia… eso se convierte en la guía de tu vida.
El problema, o la herida comienza cuando pierdes la confianza en esa persona, esa marca, ese grupo de amigos… entonces sufres una traición. Para superar esta herida te colocas la máscara del controlador.
Estas personas tal vez se sintieron traicionadas por sus padres si no cumplieron una promesa, si revelaron a un familiar su pequeño secreto, si se sintieron engañados o les cogieron en una mentira. Tal vez incluso con la llegada de un nuevo hermano.
Entonces el niño se pone la máscara de controlador para conseguir que los demás cumplan lo que prometen, cosa que también se exige a si mismo, y que se refleja en su exceso de responsabilidad, incluso desde muy pequeños y sus exigencias a los demás en el cumplimiento de las normas.
Recuerda, no todo el mundo que alguna vez se ha sentido traicionado tiene esta herida; solo si de niño no supiste asimilarlo.
Si esa herida no se sana, se va haciendo cada vez más profunda y el cuerpo comienza a mostrar síntomas. El más evidente será la rigidez en tu cuerpo, tu necesidad de controlarlo todo, de anticiparte a todo que te llevan a estar en un estado de estrés y alerta continuo.
¿Cómo reconocer si tengo la herida de la traición?
Emocionalmente
- Problemas de pareja, les cuesta comprometerse o entregarse plenamente en cualquier tipo de relación
- Distantes, no quieren mostrar vulnerabilidad
- Controlan todos los procesos en los que están inmersos
- Intolerantes, no admiten fallos ni en ellos ni en los demás y por tanto no perdonan lo que consideran una traición
- Inestables, sufren muchos altibajos emocionales
- Exceso de actividad mental, no viven en el aquí y el ahora
Físicamente
- Fuertes
- Mirada intensa
- Cuidan mucho su físico y su aspecto
- Seductores
- Aunque rara vez se enferman, suelen sufrir agorafobia; rigidez en las articulaciones, especialmente en la rodilla; hemorragias, diarreas; problemas digestivos y de estómago
Actitud
- Responsables
- Actúan velozmente y no aceptan ni la procrastinación ni otros ritmos distintos al suyo
- Suelen ser muy inteligentes y ocupan cargos directivos
- Impacientes
- Irritables
- Les cuesta delegar
- Muy trabajadores
Es difícil tener todos los síntomas enumerados, pero cuantos más síntomas, de los arriba enumerados y otros muchos de los que habla la autora en el libro; más grande será la herida.
Me acepto completa y profundamente: aceptar la traición
Aceptar que en algún momento te sentiste traicionado, que alguien te falló, no significa que te guste, o que tú lo hubieras hecho igual que tu progenitor, significa que integramos lo que nos ha ocurrido y que nosotros mismos también lo estamos haciendo principalmente con nosotros, lo que ocurre es que nos auto-engañamos, nos mentimos para evitar reconocer que somos humanos y podemos fallar, y equivocarnos y cambiar de opinión.
La aceptación tiene que ser triple: tienes que aceptar que traicionaron tus expectativas, que tú te traicionas de ti mismo y que tú también estás fallando a los demás.
Si reconoces esta herida en ti, tienes como tarea extra trabajar tu paciencia y tu tolerancia.
Dejar de ser tan controlador no solo traerá magia y aventura a tu vida, traerá gozo porque aprenderás a disfrutar de todas tus cualidades y de la gente que tienes a tu alrededor; traerá tal vez algo de incertidumbre pero tienes la gran capacidad de saber reaccionar a todas y cada una de las eventualidades.
Quitarte la máscara de controlador, será el primer paso para que llegue una flexibilidad que se consigue con el tiempo, con la auto-observación y la indulgencia por ti y por los demás.
Y aunque es cierto que controlar lo que ocurre facilita algunos aspectos de tu vida, permanece atento porque lo más probable es que tu Ego tratará de que no cambies y disfrace tu herida de traición haciéndote sentir poderoso.
Pasos para sanar la herida de la traición
- Fase de reconocimiento: reconocer que es una máscara lo que llevas puesto, en este caso la del controlador, y por eso te comportas así.
- Fase de negación: aceptar que pueden sobrevenir intentos de rebelión, negación, justificación por parte de tu Ego.
- Fase de asunción: asumir que fuiste traicionado, que la otra persona tiene derecho a equivocarse y también tú. Dejar de tomarte todas las cosas tan a pecho será el primer síntoma de que estás sanando tu herida.
- Fase de regreso: regresar a tu origen. Sé tú mismo, vuelve a ser quien realmente eres, sin máscara.
Estas personas suelen confirmar sus errores por su forma de actuar. Requiere trabajar la paciencia, la tolerancia y el saber vivir, así como aprender a estar solo y a delegar responsabilidades.
Puedes contactar con Patricia o Eva si deseas acelerar el proceso de sanación de las heridas con un profesional.