La desigualdad entre lo masculino y lo femenino ocurrió en el mundo limitado. La conquista del Mal se realizará cuando la mujer alcance el mismo nivel que el hombre. Todos los cabalistas sostienen que llegará el día en que la condición de la mujer será igual a la del hombre.
Cuando la mujer alcance el mismo nivel que el hombre
Esto quiere decir que desaparecerán las diferencias de género. Las diferencias en esta realidad espacio-temporal son una condición necesaria por el efecto de la fragmentación.
Sin embargo, entre los grandes cabalistas de todas las generaciones se sabe que lo femenino tendrá que necesariamente llegar al mismo nivel que lo masculino para que el mal desaparezca del universo.
La luz que proviene de las limitaciones de lo femenino se expandirá de tal modo que la potencia masculina se verá recompensada por la luz que retorne desde la mujer. El aspecto femenino que hoy se encuentra evolucionando es fundamental para terminar con el mal.
El “mal” es la división entre lo femenino y lo masculino
Si esta división existe, no beneficia a ninguna de las dos partes. Lo femenino desea revelarse y no puede. Y, si lo femenino no se revela, la luz de lo masculino no tiene sentido, porque no tiene con quien compartirla.
Lo masculino solo puede otorgar su luz cuando lo femenino permite ser iluminado, pero lo femenino a su vez tiene que otorgar su luz para que lo masculino permita ser iluminado.
Para que esto suceda
Los cabalistas dicen que el mundo actual del orden jerárquico se transformará en un orden circular.
Es en este mundo limitado donde se produjo la desigualdad entre lo masculino y lo femenino, pero en el mundo del futuro, cuando podamos percibir realmente cómo funciona la realidad, lo masculino y lo femenino serán dos aspectos complementarios de la misma luz.
Así se retornará a la esencia del primer Adán andrógino (ya que, según la sabiduría de la Cábala, el primer ser humano contenía en sí mismo tanto lo potencia masculina como la femenina).
El poder de Sansón
Dicen los cabalistas, no provenía de su aspecto masculino, sino de su larga cabellera, que no se cortaba y que simbolizada el aspecto femenino. El poder de Sansón se encontraba en que él reconocía en sus cabellos largos la fuerza de lo femenino.
No existe fuerza en lo femenino dividido de lo masculino, la potencia de Sansón proviene de su equilibrio entre ambos. El “Reino de Dios” se instaurará cuando la mujer, en representación del aspecto femenino, alcance la altura del hombre en representación del aspecto masculino.
Ni lo femenino podrá jamás reemplazar a lo masculino ni viceversa: la naturaleza del universo es lograr vencer el mal cuando alcancemos ese equilibrio. Quiera Dios que podamos ver en nuestros días cómo la mujer accede a los mismos niveles que el hombre en la igualdad total.
Somos diferentes en el mundo de la fragmentación de Bet, pero somos las mismas almas en el nivel Álef de la unidad esencial del universo de Atzilut.
En ese sentido
Y siguiendo esa línea de pensamiento del Reino de los Cielos, fue que en diciembre de 2019 decidí que las mujeres de mi grupo de viajeros a Israel bajaran a besar las tumbas de Isaac Luria y Moshé Cordovero. Porque, si sostenemos esto en la teoría, debemos llevarlo a la práctica.
Que no nos hablen de igualdad de la mujer aquellos que aún no las dejan acceder a la lectura de la Torá, o a los que no las dejan ser sacerdotisas… El Reino de los Cielos debe bajar a la materia, ya que sabemos que en el interior de Maljut se encuentra Kéter.
Salomón ben Haim Eliashev (1841-1926) via mariosaban.com
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