El que desea algo que no le pertenece, no solo no lo consigue, sino que también pierde lo que si le pertenecía. Uno de los principios universales que hemos recibido a través de la Biblia es la ley de Restitución..
¿Qué pasa cuando deseas algo que no te pertenece?
Esta ley dice que aquel que toma algo que no le pertenece deberá devolver lo que tomo y pagar una parte más en Restitución (punitiva).
Como explicamos siempre, la Biblia no es un libro de leyes para ser utilizada por aquellos que juzgan. Es un libro de ADVERTENCIAS sobre principios que operan por si solos sin la necesidad de intervención humana.
Para ilustrar esto el Ari (Rabi Isaac Luria) explica que cuando un hombre desea la mujer de otro hombre, no solo no consigue la felicidad o el placer que estaba deseando sino que adicionalmente pierde esa misma porción de deseo por su mujer.
Esto es así con todo lo que envidiamos o deseamos que no nos pertenece.
En la porción de la Torah de Koraj, este desafía a Aaron y a Moisés tratando de quedarse con un poder que no le correspondía.
En la historia bíblica, con sus típicas características algo drásticas, Koraj es tragado por un terremoto que parte la tierra y se lleva a Koraj y a sus cómplices junto con todas sus pertenecías al punto de no dejar rastro de sus existencias.
La porción empieza diciendo
«Y tomo Koraj» El Zohar pregunta: — ¿Qué tomo Koraj? Y contesta: —Malos consejos
El Ari explica que la persona que se enceguece por conseguir algo que no le pertenece siempre va a atraer a otras personas con igualdad de forma que le llenen la cabeza de malos concejos y si la persona quiere acercarse al Creador y eliminar su Ego siempre va a atraer a personas que le den buenos consejos.
El desquiciado atrae a otros desquiciados y cuando son descubiertos como Koraj y sus seguidores, ante la vergüenza generalmente piden el juicio de Koraj y dicen «Que me trague la Tierra»
Si no sabes que hacer entonces no hagas nada
Nosotros hacemos nuestro trabajo espiritual, o no, solo en el momento en que decidimos que hacer, una vez que esa decisión se hace física ya es demasiado tarde para cambiarla y es por eso que nos cuesta tanto detenernos.
Pedirle a otro que te diga que hacer es transferirle tu vida misma. Si aún no sabes que hacer, entonces no hagas nada. Esa quietud emocional despertara un deseo puro y te llegara la idea correcta o la persona correcta. Solo recuerda que solo tu sabes si haz logrado aquietar tu emoción.
Sé sincero contigo mismo.
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Kabalah Aplicada