Nos dice Proverbios 25:28: “Una persona sin control propio es como una ciudad con las murallas destruidas”. Sin dudas que uno de los objetivos más elevados de este viaje que llamamos Vida es conseguir la paz interior.
Paz Interior
Es fácil darnos cuenta de la pugna que mantenemos con nosotros mismos. Nos enfadamos por nuestros errores; estamos resentidos por nuestras debilidades; nos resistimos a hacer realidad nuestras aspiraciones más elevadas. Queremos progresar en todas las áreas de la vida, pero no nos gusta su precio.
La paz personal es posible cuando somos capaces de desconectarnos de los pensamientos inquietantes, inútiles o amenazantes, y alcanzar a comprender la realidad de “lo que es”.
Existen dos caminos que nos conducen a la paz interior y es la meditación y la oración centrante, que es una antigua, incomprendida y olvidada práctica cristiana.
El diario vivir es un ladrón de energía (cuando están mal canalizadas). Los conflictos interiores consumen nuestros recursos internos. Aquí la situación no es que falte energía, sino que está fragmentada, dividida y desarticulada.
La paz interior engendra energía
Cuando avanzamos por el camino de la paz interior ésta nos ayuda a convertirnos en verdaderos pacificadores; en entes capaces de establecer equilibrio incluso con nuestra propia presencia.
Creemos que la paz interior, es la energía vibrante que puede curar al mundo, que puede producir la paz entre las naciones. Creemos que la paz interior, puede traer al mundo una armonía duradera.
Que todas tus relaciones sanen.
¡Dios les bendice!