La Catedral de San Basilio, una de las joyas más preciadas de la capital rusa, es un templo de misterio y belleza. Desde su origen ligado a las victorias del Zar Iván el Terrible, hasta su supervivencia a incendios, guerras y planes de demolición, cada aspecto de San Basilio cuenta una historia.
Descubriendo la Catedral de San Basilio: Misticismo e historia en el corazón de Moscú
Su imagen emblemática y multifacética la ha convertido en un icono de la cultura rusa. Nos llega a través de la televisión, las películas, las revistas de viaje y como estampa de incontables recuerdos. Pero, ¿qué sabemos realmente de este magnífico templo? ¿Cuáles son las misteriosas historias que encierran sus muros coloridos y sus cúpulas en forma de bulbo?
En 1554, el Zar Iván el Terrible, soberano de aterradora reputación, ordenó su construcción como ofrenda por la victoria en el Kanato de Kazan, cumpliendo una promesa realizada años atrás. La Catedral, consagrada el 12 de julio de 1561, no fue una obra sencilla: su complejidad refleja la voluntad de un zar empeñado en dejar un legado incomparable. Su edificación fue un proceso que abarcó décadas, con expansiones que añadieron profundidad a su estructura y su historia.
Contrario a lo que podría suponerse, la Catedral no es un solo templo, sino nueve capillas independientes.
Cada una está dedicada a un santo cuya festividad coincide con una victoria militar de Iván el Terrible. El enlace entre estas capillas es la torre central, que otorga una apariencia unificada al conjunto.
La leyenda de la Catedral de San Basilio
La leyenda, siempre amiga de los relatos grandiosos, cuenta que el zar quedó tan deslumbrado por el resultado final de la Catedral que ordenó cegar a su arquitecto principal, Póstnik Yákovlev. Así, este no podría nunca replicar su grandiosa obra. Sin embargo, la veracidad de esta historia es objeto de debate, pues Yákovlev aparece en las crónicas como diseñador de otras iglesias e incluso del Kremlin de Kazan.
Y en este hilo de misterio se enreda también la identidad del arquitecto. ¿Era realmente Yákovlev, también conocido como Barma, el «tartamudo», el maestro detrás de esta majestuosa edificación? ¿O acaso fueron arquitectos italianos, invitados por el Zar, quienes edificaron esta joya de la arquitectura?
El enigma continúa con su nombre. Originalmente, la catedral se llamó del «Manto de la Virgen», al ser bendecida el 1 de octubre, día de esa celebración. Pero, ¿de dónde surge el nombre de «Catedral de San Basilio»?
San Basilio era un «loco por Cristo», una figura venerada en Rusia y el único a quien Iván el Terrible parecía temer. Cuando Basilio murió, fue enterrado en la Iglesia de la Santa Trinidad por orden del Zar. En 1588, sus restos fueron trasladados a la Catedral del Manto de la Virgen, y una nueva capilla fue erigida sobre su tumba. Desde entonces, el complejo ha sido conocido como la Catedral de San Basilio.
La Catedral de San Basilio: sobreviviente de incendios, invasiones y planes de demolición
A lo largo de su historia, esta catedral ha enfrentado amenazas que la han llevado al borde de su desaparición, sobreviviendo a incendios, a las tropas de Napoleón (¡quienes incluso la utilizaron como establo!) y a un plan de demolición de los colaboradores de Stalin.
Según una anécdota, Lázaro Kaganóvich, encargado del Plan General para la remodelación de Moscú, presentó a Stalin una maqueta de la Plaza Roja y sugirió demoler la Catedral. La respuesta de Stalin fue contundente: «¡Lázaro, ponlo en su sitio!».
Y para los amantes de la cultura pop, la Catedral de San Basilio es también protagonista en el clásico juego del Tetris. Creado en 1984 por el ingeniero informático ruso Alekséi Pázhitnov, este popular videojuego abre siempre sus partidas con la imagen de las icónicas cúpulas de San Basilio.
A través de estos recovecos de historia y misterio, la Catedral de San Basilio se levanta, testigo silente de la historia rusa y faro cultural que sigue deslumbrando con su belleza y su enigma.
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