Descubre el secreto detrás del éxito en la carpintería: herramientas que no solo construyen estructuras, sino que también enseñan valiosas lecciones sobre cooperación y optimización. Prepárate para explorar cómo cada herramienta aporta su habilidad única bajo la dirección magistral del carpintero.
Lecciones sobre trabajo en equipo de herramientas especializadas
Se celebró una asamblea de herramientas con el propósito de resolver sus desavenencias. El martillo asumió el liderazgo, pero pronto le informaron que debía retirarse. ¿El motivo?
Su estruendo era excesivo. Y no solo eso, sino que también solía golpear sin cesar. Aunque el martillo reconoció sus errores, argumentó que el tornillo también debería ser excluido, ya que se necesitaban múltiples giros para que tuviera utilidad.
Frente a tal acusación, el tornillo asintió, pero a su vez, solicitó que la lija fuera apartada. Alegó que su trato era áspero y constantemente entraba en conflicto con los demás. La lija concordó, con la única condición de que el metro también fuera retirado, dado que siempre estaba midiendo a los otros conforme a su estándar, como si él fuera el epítome de la perfección.
En ese momento, el carpintero hizo acto de presencia, se enfundó en su delantal y comenzó a laborar. Empleó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al concluir, aquel pedazo de madera ruda se había transformado en un delicado juego de ajedrez.
Cuando el taller quedó desolado, las herramientas retomaron su debate. Fue el serrucho quien intervino, expresando:
— «Estimadas compañeras, es evidente que todos poseemos fallos. Sin embargo, el carpintero extrae lo mejor de cada uno de nosotros. Es eso lo que nos engrandece. En lugar de enfocarnos en nuestras debilidades, pongamos atención en la riqueza de nuestros atributos».
Entonces, reconocieron la fortaleza del martillo, cómo el tornillo unificaba y proporcionaba robustez, la habilidad de la lija para refinar y pulir, y la precisión inigualable del metro. Al unísono, se sintieron un conjunto armónico, capaz de crear obras magistrales. Se enorgullecieron de sus habilidades y de la sinergia entre ellos.
De manera similar, los seres humanos tienen la capacidad de observar y discernir. Cuando en una organización las personas se centran en buscar falencias en otros, el ambiente se torna denso y desfavorable. Sin embargo, al reconocer y valorar genuinamente las virtudes ajenas, es cuando la humanidad alcanza sus cimas más altas.
Hallar falencias es una tarea sencilla, cualquiera puede hacerlo. Pero descubrir y apreciar talentos y cualidades, eso es tarea de almas nobles, aquellas que encienden la chispa de los triunfos humanos.