En las profundidades del Olimpo, donde los dioses juegan con el destino de los mortales, la mitología griega despliega su tapiz de héroes y monstruos. Aquí, el valor se entrelaza con la tragedia, y el amor eterno desafía al mismo tiempo.
Las Moiras, también conocidas como Parcas, son las divinidades encargadas de determinar el destino personal e ineludible de cada persona. Se describen las tres Moiras, Cloto, Laquésis y Átropo, y su papel en la trama de la vida, la distribución de la suerte y la determinación del destino.
La leyenda del Andrógino ofrece un detallado análisis del amor. Tiene su origen en el monólogo de Aristófanes en El Banquete de Platón. Su objetivo es examinar el amor desde el ángulo más espiritual y natural, así como las razones por las que la gente busca constantemente a su alma gemela.
Somos bipolares, como Perséfone, y nos encanta oscilar entre los dos polos hasta alcanzar el punto neutro, el punto de equilibrio, o el punto de vacío, donde experimentamos la paz y la tranquilidad.
Todos oímos hablar del famoso caballo de Troya. Pero ¿existió esa ciudad y la guerra narrada en la Ilíada y la Odisea? En la antigüedad, los griegos precristianos no tenían un equivalente a la Biblia.
La leyenda cuenta que Sísifo fue testigo del secuestro de Egina, una ninfa, por parte del dios Zeus. Decide guardar silencio frente al hecho, hasta que su padre, Asopo, dios de los ríos, llega a Corinto preguntando por ella.
Su nombre real era Mnēsarétē, que significa conmemorando la virtud, pero era conocida como Friné, que significa sapo y parece un insulto, pero el apodo no se debía a sus facciones sino al color oliva de su piel.
