En la filosofía zen, un individuo no puede avanzar por los caminos de la iluminación si internamente no está en orden, tanto en mente como en espíritu. Pero más que un fin en sí mismo, el orden es un proceso infinito e intermitente que siempre convive con el caos, y que se debe buscar, ya que jamás viene solo.
La próxima vez que tengas que barrer tu hogar piensa en esto
Es decir que debemos ordenar si queremos orden, ¿cierto?
Lo mismo ocurre en nuestra casa o cualquier espacio vital, al que cada tanto debemos ordenar y limpiar. Así, un espacio ordenado es la metáfora perfecta para entender el orden mental y espiritual del que habla la filosofía zen.
Eso es lo que propone el monje zen Shoukei Matsumoto en su libro «A Monk’s Guide to a Clean House and Mind«, el cual ya es un best seller en Japón.
Para este peculiar monje, ordenar la casa o cualquier otro espacio vital de manera consciente y relajada, quitando el polvo como si lo quitáramos de nuestro propio espíritu, es un camino a la iluminación.
«Barremos el polvo para remover nuestros deseos terrenales.
Fregamos la suciedad para liberarnos de nuestras ataduras.
Vivimos simplemente y tomamos tiempo en contemplar al yo».
Soji
Se trata de una actividad en que los templos budistas se conoce como «soji»: el momento en la mañana donde, recién levantados y antes de meditar o rezar, los monjes realizan alguna tarea en específica de limpieza durante 20 minutos.
Algo que, según Matsumoto, todos deberíamos hacer, pues además tienen el poder de reunir a colectividades como de aquietar espíritus solitarios.
Matsumoto hace esto con otros monjes cada dos semanas en el Komyoji Temple en Tokio, como una manera de convivir y de ordenar aquello que tiende al caos de manera natural.
La cuestión siempre está en qué tipo de energía le imprimamos a la inevitable faena de la limpieza, para transformarla de un quehacer fastidioso en un momento de introspectiva reflexión.
Los beneficios de ordenar el hogar
Curiosamente, los beneficios de ordenar el hogar también han sido comprobados por la ciencia: las personas que disfrutan ordenar sus hogares son más relajadas y padecen menos estrés, según algunas investigaciones.
Como sea, esto nos recuerda por qué la filosofía y la práctica zen es tan encantadora. En ella no hay dualismos: la mente es la casa y la casa es la mente. La próxima vez que tengas que barrer piensa en esto, y aprovecha al máximo una acción que puede ser rutinaria y fastidiosa como esclarecedora y enriquecedora.
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Nathalia Ortiz | netjoven.pe