Arcángel Zadkiel y la metafísica
Zadkiel es un ejemplo de cómo el movimiento de la Nueva Era ha tomado, alterado, expandido y modernizado elementos originarios del judaísmo y el cristianismo.
En el proceso de asimilación, el perfil de Zadkiel, el arcángel, se convirtió en una parte de una serie de teorías esotéricas que, a menudo, eran consideramos como engaños intencionalmente creados por los teóricos en lugar de tener una actitud intelectual objetiva y honesta.
Simplemente, buscaban dinero y poder o tejían teorías extrañas a partir de alucinaciones místicas sin una percepción objetiva.
Zadkiel, al igual que los demás arcángeles, eventualmente fue asociado con una de las Siete Llamas, con mensajes entregados a través de innumerables «transmisores psíquicos» espiritualmente «iluminados y evolucionados» y con invocaciones a veces sin sentido.
¿Cómo Zadkiel y los otros arcángeles llegaron a estar relacionados con las Siete Llamas?
Los Maestros Ascendidos imaginados por Blavatsky heredaron todas las características de la generación mitológica de semidioses budistas, pero ahora se les había dado una identidad más clara. Todos los grupos de la Nueva Era afirman la existencia de una Hermandad Blanca compuesta por Maestros Ascendidos.
Muchos estudiosos en la materia dicen que las teorías propagadas por Blavatsky no eran verdaderas y que su método de obtención de información no era confiable, incluyendo sueños lúcidos, escritura automática o el famoso “dictado” en el que ella simplemente escuchaba en su cabeza la voz de un espíritu.
Ya sea que haya querido engañar o no, Blavatsky escribió, por decirlo de manera suave, extravagancias esotéricas.
Fue Blavatsky quien hizo la conexión entre los Siete Rayos y los arcángeles. Luego, con el Movimiento YO SOY, se introdujeron afirmaciones metafísicas relacionadas con decretos y otras cosas asociadas con «YO SOY», que supuestamente es el nombre que expresa la «presencia de Dios» en cada individuo con alma.
Movimiento YO SOY
En los primeros años del siglo XX, surgió el Movimiento YO SOY (“I AM Activity”), fundado por Guy Ballard y su esposa. Según ellos, los gurús del Movimiento recibían revelaciones sobrenaturales de seres de luz acerca de rayos, decretos, y similares.
La gran revelación del Movimiento era la comunicación con Saint Germain, quien había fallecido en el siglo XVIII, y se consideraba el heraldo y jerarca de la Era de Acuario.
Sin embargo, los líderes del Movimiento YO SOY no previeron que después de ellos surgieran sectas y grupos que contradecirían la «palabra sagrada» dictada por el Conde Saint Germain.
Así fue como comenzó la obsesión por lo metafísico. En Latinoamérica, Conny Méndez, venezolana, se encargó de popularizar las enseñanzas de Blavatsky y el Movimiento YO SOY, lo que llevó a la creación de nuevos grupos sectarios.
Por ejemplo, un grupo aseguraba que Saint Germain dirigía el Séptimo Rayo (Rayo Violeta), mientras que otro grupo negaba esta afirmación. Sin embargo, existieron algunos exponentes que eran respetables por su integridad intelectual.
Rubén Cedeño
Un ejemplo de ello es Rubén Cedeño, quien publicó su conocida obra «Los Siete Rayos» en 1993. En ella, Cedeño mantiene la relación entre los arcángeles y los rayos o llamas, así como la creencia en los decretos del YO SOY y las arcangelinas o complementos femeninos de los arcángeles.
Además, en su artículo «Metafísica Aclarada», defendió su teoría y la de muchos otros teóricos del movimiento.
En Norteamérica, después del Movimiento YO SOY, surgió el Puente de la Libertad, que expandió las teorías de su predecesor y recibió enseñanzas de maestros “exóticos” y “misteriosos” como El Morya o Maha Chohan, quienes transmitían su sabiduría desde el más allá.
A medida que aparecían más y más supuestas revelaciones de los Maestros Ascendidos, que conformarían la prestigiosa Hermandad Blanca, algunos afirmaban recibir mensajes de ella.
No obstante, la sospecha sobre la autenticidad de estos mensajes aumentó cuando el hijo de dos de estos transmisores o canalizadores declaró que todo era un fraude.
Esto contribuyó a reforzar la idea de que la metafísica esotérica no es más que una agrupación de movimientos en los que muchas personas crédulas e ingenuas siguen a algunos engañadores o alucinados.