Los ángeles, esas criaturas espirituales que nos rodean, que circundan al hombre y a la creación, son protagonistas de la historia. Ya san Agustín en el siglo V había constatado que la historia se construye al lado de los santos ángeles, o por el contrario, al lado de los demonios, los ángeles caídos.
Los ángeles que cambian el mundo
Dios ha llamado a hombres y ángeles a entrar en una comunión de amor con Él, con los demás y con la creación. Ha sido Dios quien ha creado a los ángeles, no creó demonios. Los creó como espíritus puros y les confío la administración sobre toda la creación.
Estas criaturas espirituales eran llamadas a entrar en comunión con el hombre, la última de las criaturas de Dios.
Los espíritus rebeldes actúan
Sin embargo, algunos de estos ángeles, no se puede determinar exactamente el número, quisieron cambiar este plan de amor y de comunión, rebelándose contra Dios. La tradición manifiesta que la causa de esta rebelión se basa en el orgullo de los demonios de querer ser como Dios y ocupar el lugar de Dios.
A lo largo de toda la historia del hombre, ha estado presente esta influencia de los demonios buscando destruir el plan de Dios. Lo vemos desde el inicio con el pecado original, donde hay una ruptura con Dios, consigo mismo, con los demás y con la creación.
El pueblo de Israel muchas veces sucumbe a la acción del demonio, y cambia a Dios por el culto a falsos dioses: el becerro de oro que se construyen en el Éxodo, los ídolos de los pueblos vecinos a los que comienzan a ofrecer sacrificios y tantas otras páginas del pueblo escogido donde se ve la acción del demonio.
Ángeles caídos
Esta acción de los ángeles caídos se ve también en la naturaleza:
“Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió…” (Romanos 8,22)
Una acción destructiva, separadora, violenta y mortal: por el pecado entró la muerte al mundo. Esta acción de los ángeles caídos continúa a lo largo de la historia. Precisamente Juan Pablo II, en la gruta de San Miguel Arcángel, afirmó el 24 de Mayo de 1987:
“Esta lucha contra el demonio… es también actual hoy, porque el demonio está siempre vivo y operante en el mundo.
En efecto, el mal que existe en él, el desorden que se presenta en la sociedad, la incoherencia del hombre, la ruptura interior de que es víctima, no son solamente las consecuencias del pecado original, sino también efecto de la acción infestada y tenebrosa de Satanás”.
Pablo V
De esta acción del demonio ha hablado también Pablo V, que en la alocución del 29 de Junio de 1972, denunciaba:
“Por alguna rendija misteriosa – no, no es misteriosa; por alguna rendija, el humo de Satanás entró en el templo de Dios”.
Pio XII veía en el régimen de Hitler una clara influencia diabólica, y por ello realizó varios exorcismos a distancia, desde su capilla privada. León XIII tuvo la visión de los demonios que merodean el mundo para la perdición de las almas.
Pablo VI el 15 de Noviembre de 1972 ponía de manifestó la acción del demonio, que llega a extenderse hasta comunidades y sociedades enteras; algo similar enseñaba Juan Pablo II el 20 de Agosto de 1986. El Padre Gabriel Amorth, exorcista de la diócesis de Roma, mencionaba:
“Es posible que el demonio se sirva de una persona para golpear a grupos, inclusive numerosísimos, que pueden hasta llegar a tomar en sus manos el poder de una nación, o influir en muchas naciones.
Creo que en nuestros tiempos, es el caso de hombres como Carlos Marx, Hitler, Stalin. Las atrocidades cometidas por los nazis, los horrores del comunismo, los destrozos de Stalin, por ejemplo, alcanzaron una perfidia verdaderamente diabólica”.
Sin embargo, y a pesar de tanta maldad y daño producidos por los demonios, estos no han cambiado la historia del hombre. Ya lo afirma el salmista al decir:
“Serán extirpados los malvados, mas los que esperan en Dios poseerán la tierra.
Un poco más, y no hay impío, buscas su lugar y ya no está…
El impío maquina contra el justo, rechinan sus dientes contra él;
el Señor de él se ríe, porque ve llegar su día”(Salmo 37).
Del mal Dios saca algo bueno
La acción de estos enemigos de los hombres se inserta en la providencia de Dios, su actuar es permitido por ese Dios que es el Señor de la historia. Precisamente los demonios al no tener la gracia de Dios, no pueden entender que del mal Dios saque algo bueno.
De un campo de concentración sacó una santa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), o un san Maximiliano Maria Kolbe. De la miseria, sacó a una Madre Teresa de Calcuta. Eso no lo pueden entender los demonios, pues no saben cómo se realiza la economía de la salvación. Ellos, definitivamente, no cambian la historia.
Los santos ángeles determinan
Los que sí la han cambiado son los santos ángeles. Ellos conocen la actuación de Dios, lo ven cara a cara y actúan en su nombre. San Miguel Arcángel actúa con la fuerza de Dios, y lleva en su nombre “¿Quién cómo Dios?”.
Mira por ejemplo a San Rafael Arcángel, que cambia la historia de Tobías y Sara, derrotando al demonio que impedía que Sara se uniera matrimonialmente con un hombre. San Rafael lo derrota y los une en matrimonio: cambió la historia de estos jóvenes.
Mira cómo otro arcángel, San Gabriel, hace que san José “no tema recibir a María por esposa”, y la toma, y forman el más perfecto y bello matrimonio, o cómo le anuncia que debe tomar camino para Egipto, pues Herodes quiere matar al Niño. Y efectivamente salva al Niño. Cambia la historia.
Cambiando la historia
Más recientemente, Juan XXIII, el Papa bueno, convoca al Concilio Vaticano II, y dice que fue por la inspiración de un ángel. El papa Benedicto XV, en su primera encíclica pide para que llegue el mensaje del ángel que anuncia la paz, y en 1916 aparece el Ángel de la paz a tres niños en Fátima. Cambian la historia.
San Miguel aparece en Roma, envaina su espada y desaparece la epidemia de aquella época. A un sacerdote en una ciudad, antes de preparar su clase de 7 am, oye una voz que le dice: “Vete”; esto lo oye por tres veces.
Llama a un amigo, le pide que lo lleve al hospital. Llega a la puerta del hospital y, en ese mismo momento, un paro cardíaco instantáneo. Si no hubiera estado allí, tal vez no se hubiera salvado. Cambió la historia de este querido y buen sacerdote.
Y esto te pasa a ti y a mí
Continuamente, diariamente, estos buenos compañeros están a nuestro lado para que tú y yo hagamos historia: para que tú y yo contáramos la historia para la cual Dios nos ha destinado. La historia más apasionante y bella que es la historia de la santidad.
Estoy seguro, que muchos de ustedes podrán contar historias y testimonios con su buen ángel de la guarda (y los invito a que nos escriban esos testimonios que nos resultan tan valiosos para crecer en nuestra vida de fe).
Camina con tu buen ángel y cambia tu historia. Permítele a tu buen ángel participar en tu vida. Haz historia con él para la mayor gloria de Dios y una historia eterna, no pasajera; una historia de amor y entrega plena.
Pero es a ti a quien le corresponde responder: ¿de qué lado de la historia quieres estar?
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Fernando Cárdenas Lee, Foyer de Charite via aleteia.org