Durante muchos años las mujeres hemos puesto nuestra concentración en el exterior; luchando por una igualdad de género que implicó el posicionamiento laboral, social y económico.
Ahora es tiempo de mirar hacia adentro
Las mujeres pensamos que estábamos en desventaja con respecto de los beneficios que tenían los hombres; el poder, la libertad, la independencia, la toma en cuenta de sus decisiones, logro de objetivos personales, entre otros.
Empezamos a preguntarnos ¿Por qué ellos sí y nosotras no? Con la respuesta obtenida decidimos eliminar las desventajas, tomando como modelo su actuar, sentir y pensar para lograr «ser iguales».
Considero que nos fuimos al extremo al borrar o menospreciar las características femeninas en favor de las masculinas. Cómo si ser mujer fuera el problema a vencer, sin tomar en cuenta la historia de la división de roles que se dio según las fortalezas y habilidades de cada sexo.
La mujer, al ser la dadora de vida, quedaba al cuidado de los críos y el hombre, al tener una mayor fuerza física, salía a conseguir el sustento, con lo cual ambos jugaban un papel complementario que funcionó durante muchos años.
Los papeles se fueron transformando cuando el hombre fue ampliando su poder de acción más allá del sustento, teniendo tiempo para relacionarse con otros, así como distracciones amenas aparte de lo laboral, participación política y religiosa, mientras la mujer no tuvo dicha diversificación ni crecimiento de acción, lo cual causó insatisfacción y desigualdad.
Integrando las cualidades femeninas
En el aspecto biológico, contamos con dos hemisferios cerebrales, derecho e izquierdo, y cada uno es identificado con lo masculino o femenino por las facultades con las cuales trabaja.
- El hemisferio derecho se asocia con lo femenino: es un integrador especializado en sensaciones, sentimientos, aspectos creativos, espirituales, capacidad de abstracción y la comprensión simultánea, es holístico.
- El hemisferio izquierdo se asocia con lo masculino: es lógico, procesa la información secuencial y linealmente, forma el todo a partir de las partes, se ocupa de analizar los detalles, piensa en palabras y en números, se asocia con la razón.
Ambos hemisferios se complementan
Las mujeres tienen una mayor intercomunicación entre los dos hemisferios gracias a los estrógenos generados durante la gestación. La mujer puede pensar, sentir y hablar, es decir, utilizar ambos hemisferios de forma simultánea.
El hombre utiliza el hemisferio izquierdo (razón) y no tienen dicha interconexión, siendo su pensamiento lineal y secuencial.
Por ejemplo, las mujeres podemos realizar varias tareas a la vez, solucionar un problema laboral, pensar en qué comeremos ese día, sentir que es hora de llamar a nuestra amiga, todo casi al mismo tiempo.
Somos capaces de establecer y cumplir varios objetivos simultáneamente; por ello, pienso que estamos limitando nuestro potencial al sólo utilizar la parte racional que relacionamos con lo masculino.
Integremos para encontrar un equilibrio que se da conciliando polaridades y no mediante la eliminación de una de ellas.
Al discriminar lo femenino nos encontramos con:
- Una visión de las otras mujeres como el enemigo, competimos, aniquilamos y criticamos; sugiero ver por un día a las otras mujeres al igual que tú, del mismo equipo. Piensa por un momento que nos unen necesidades y anhelos similares. Lo que deseas, temes, piensas tú seguramente lo anhela, piensa y siente también otra mujer.
- La imposibilidad de ser amadas o aceptar una pareja al pensar que “si nos permitimos ser mimadas, perderemos la independencia”. Nos vemos en muchas ocasiones poderosas, pero solas. Integra, eres independiente, capaz de hacer las cosas, ya lo comprobaste; piensa que estar en pareja es benéfico para ambos, te dan y tú das, lo cual es signo de complementariedad.
Rechazando las emociones como signo de debilidad
Te invito a aceptarlas e integrarlas como señales que indican cómo nos sentimos con respecto de algo. Ayudan, previenen, permiten apreciar que estamos vivos.
Un desligamiento de la capacidad de dar vida como algo ajeno, incluso se pone en la parte media o baja de las prioridades de vida. Cada quién decide si quiere ser madre o no.
Te invito a pensar por un momento que tú como mujer tienes el don para llevar un nuevo ser en tu vientre, esa conexión interna que se relaciona con la naturaleza misma y que es independiente de tus problemas laborales, sociales, cotidianos o estrés.
Mujeres, somos capaces, inteligentes, negociantes, emprendedoras, poderosas, lo hemos constatado. Ahora es tiempo de mirar hacia adentro, es momento de agregar nuestra otra parte: la ternura, la emotividad, la capacidad de conciliar y cuidar a otros; somos dadoras de vida, busquemos una igualdad e integración interna.
Valorémonos como mujeres con cualidades propias que suman a nuestro ser.
SUMA
Parte femenina + parte masculina = ser integral y completo = felicidad
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