El misterio de los alimentos que nos acidifican
La dieta cotidiana de la sociedad actual está llena de elementos que, sin que muchos lo sepan, acidifican nuestro cuerpo. Desde el azúcar refinada -la cual carece de nutrientes esenciales como proteínas, grasas, minerales y vitaminas- hasta productos derivados de la leche de vaca, la sal y la harina refinada.
Los productos de panadería, como las galletas y pasteles, contribuyen a este desbalance, ya que contienen grasas saturadas, margarina, sal, azúcar y conservantes. La lista se amplía con las margarinas, las gaseosas, la cafeína, el alcohol y el tabaco.
Incluso los alimentos que podríamos considerar saludables no se salvan de este efecto, pues el proceso de cocción elimina el oxígeno y transforma los alimentos en agentes acidificantes. Y por si fuera poco, cualquier alimento que contenga conservantes, colorantes, aromatizantes, estabilizantes, entre otros, también contribuye a este fenómeno.
¿Por qué esto es importante?
Nuestro cuerpo constantemente está luchando para mantener un equilibrio en nuestra sangre y evitar caer en la acidez metabólica, lo que garantiza un buen funcionamiento celular y optimiza el metabolismo. Los alimentos antes mencionados aportan muy poco en este aspecto, y en contrapartida, desmineralizan el organismo.
El camino hacia la alcalinidad y la salud
Por otro lado, tenemos alimentos alcalinizantes, que contribuyen a mantener la salud de nuestras células y por ende, nuestra salud en general. Estos incluyen las verduras crudas, las frutas, las semillas (como las almendras) y cereales integrales como el mijo. Es importante notar que, a pesar de ser ligeramente acidificantes, la mayoría de los cereales integrales son muy saludables.
Otros alimentos que contribuyen a la alcalinidad son la miel y la clorofila de las plantas. El agua juega un papel vital en este proceso, ya que aporta el oxígeno necesario para nuestras células. Como afirmó el Dr. Feydoon Batmanghelidj, «La deshidratación crónica es el estresante principal del cuerpo y la raíz de la mayor parte de las enfermedades degenerativas». Además, el ejercicio físico contribuye a oxigenar todo nuestro organismo.
En palabras del Dr. George W. Crile, uno de los cirujanos más importantes del mundo, «Todas las muertes mal llamadas naturales no son más que el punto terminal de una saturación de ácidos en el organismo». Esto se podría evitar liberando nuestro cuerpo de la acidez, nutriéndonos con alimentos que produzcan reacciones metabólicas alcalinas y evitando los alimentos que originan dicha acidez.
El cáncer no se contagia ni se hereda
Lo que se hereda son las costumbres alimenticias, ambientales y de vida que lo producen. Según Mencken, «La lucha de la vida es en contra de la retención de ácido». El envejecimiento, la falta de energía, el mal genio, los dolores de cabeza, enfermedades del corazón, alergias, eczemas, urticaria, asma, cálculos y arteriosclerosis no son más que la acumulación de ácidos.
Como afirma el Dr. Theodore A. Baroody en su libro «Alkalize or Die» (Alcalinizar o Morir): «En realidad no importa el sin número de nombres de enfermedades. Lo que sí importa es que todas provienen de la misma causa básica, muchos desechos ácidos en el cuerpo». Según el Dr. Robert O Young, «El exceso de acidificación en el organismo es la causa de todas las enfermedades degenerativas. Cuando se rompe el equilibrio y el organismo comienza a producir y almacenar más acidez y desechos tóxicos de los que puede eliminar, entonces se manifiestan diversas dolencias.
