El abuso puede llevar a resentimientos profundos y generar conflictos entre las personas involucradas. Estos conflictos pueden ocultar la verdad o hacer que sea difícil de descubrir.
Cómo combatir el resentimiento y superar el conflicto resultante del abuso
Los abusadores a menudo usan amenazas y manipulación para evitar que las víctimas hablen sobre lo que está sucediendo. Estas tácticas aíslan a las víctimas de sus amigos y familiares, impidiendo que obtengan el apoyo y comprensión que necesitan.
Además, el resentimiento puede controlar la vida de una víctima de abuso. El resentimiento hacia el abusador puede hacer que sea difícil para la víctima ver la verdad y puede llevar a una actitud de victimización.
Esto puede desalentar a la víctima de buscar ayuda para salir del ciclo del abuso. También puede llevar a la víctima a mentir acerca de lo que está sucediendo, lo cual puede impedir que se haga justicia.
Por lo tanto, es importante que las personas afectadas por el abuso encuentren formas de combatir el resentimiento y recibir el apoyo necesario para superar el conflicto y descubrir la verdad.
La verdad destructiva de la oposición y la contradicción
Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, el fundador de la fe Bahá’ y su profeta, dijo una vez: «El antagonismo y la contradicción son desafortunados y siempre destructores de la verdad». Esta cita, que descubrí en el libro bahá’ «La Promulgación de la Paz Universal«, me hizo detenerme y reflexionar.
Nunca había considerado la conexión entre oposición y contradicción, así que las busqué para asegurarme de que entendía su significado. Antagonismo significa rivalidad, resentimiento y mala voluntad, y contradicción significa desacuerdo, desafío y negación, por lo que esta cita también podría entenderse como:
Siempre perjudiciales para la verdad
- El conflicto y el resentimiento.
- La confrontación y la malicia.
- El conflicto y la negación.
Rabia, resentimiento y el deseo de control: comprender los ciclos de emoción para superar la rabia y el resentimiento
Las personas no se enfadan y resienten por capricho.
A menudo han sufrido una injusticia que les ha herido profundamente y que no pueden perdonar. Muchas personas resentidas han vivido situaciones difíciles y dolorosas en el pasado, y no han visto otra opción que aferrarse a su rabia o defenderse.
Esto puede convertirse en un hábito.
Anhelamos mantener cierto grado de control en nuestras vidas cuando las circunstancias parecen estar completamente fuera de nuestro control como resultado de acontecimientos traumáticos. Esto se manifiesta a menudo como un deseo de seguir reglas y/o un deseo de tener “razón”.
Cuando éramos niños, “equivocarse” o desconocer las normas podía dar lugar a castigos o malos tratos. Como el maltrato es siempre una elección del maltratador, nunca es culpa nuestra. Nunca es el resultado de algo que la víctima haya hecho o dejado de hacer.
Los niños que han sido maltratados necesitan encontrar sentido a lo ocurrido y a menudo se culpan a sí mismos por lo sucedido. Cuando los maltratadores mienten, pueden incluso afirmar que el maltrato fue el resultado de algo que hizo la víctima.
El daño causado por el abuso incluye no haber sido informado de la verdad cuando era niño, no ser capaz de decir la verdad, ver la verdad, conocer la verdad o escuchar la verdad, y no ser capaz de vivir o participar en la verdad.
Por esta razón, los que sufrimos abusos graves de niños podemos tener un fuerte deseo de la verdad.
Abdu’l-Bahá declaró en el libro ‘Contestación A Unas Preguntas’ que:
Afirma que la mentira es la cualidad más dañina y repulsiva que existe, y que es la peor de todas las cualidades, el atributo más vil y la fuente misma de todo mal. Elimina todas las virtudes humanas y da origen a innumerables vicios. Es la raíz de todo mal y la peor cualidad que existe.
La necesidad de control: Una grieta entre Dios, nosotros y los demás
Cuando sentimos la necesidad de estar al mando y actuar negativamente, a veces lo hacemos en un esfuerzo por ignorar y evitar la incomodidad de la introspección.
Esta necesidad de control puede crear una grieta entre Dios, nosotros mismos y otras personas cuando impregna las relaciones adultas y da lugar a rivalidad, resentimiento, mala voluntad, conflicto, desafío y negación. Esto también cuenta como mentira.
En un discurso pronunciado en París, Abdu’l-Bahá añadió:
«Somos felices cuando encontramos verdad, coherencia, fidelidad y amor; pero somos infelices cuando encontramos falsedad, infidelidad y engaño».
A la luz de las afirmaciones de las enseñanzas Bahá’ís de que la honestidad es «el fundamento de todas las virtudes humanas», que «el progreso y el buen éxito en todos los mundos de Dios son inalcanzables para cualquier alma» sin ella, y que «el antagonismo y la contradicción son destructores de la verdad», me parece que la presencia de antagonismo y contradicción en una relación tiene el potencial de socavar los cimientos sobre los que se construye una relación.
Piense en esto: ¿Cuántas relaciones -matrimonios, amistades, lugares de trabajo- están contaminadas por el engaño, la hostilidad y la contradicción?
Adornando nuestras almas con honestidad: Una invitación divina
El deseo de estar cerca de Dios y de Su Verdad es innato en el alma humana. Tal vez esto es lo que Bahá’u’lláh tenía en mente cuando exhortó a todas las personas:
Gente, adornen sus almas con el ornamento de la honestidad adornando sus lenguas con la veracidad. Gente, tengan cuidado de no tratar a nadie traicioneramente. Sean los representantes de Dios entre las criaturas y los símbolos de Su gracia entre la gente.
Con información de Susan Gammage para bahaiteachings.org
Creencias del bahaísmo
El bahá’ísmo es una religión mundial basada en principios de amor, tolerancia y comprensión. Sus creencias se basan en la unidad de Dios, la unidad de la humanidad y el progreso espiritual eterno.
Esta religión destaca la igualdad entre todas las razas, culturas, géneros y credos. Los bahá’ís creen en:
- La unidad de Dios: creen que Dios es la fuente de toda bondad y que existe un solo Dios y un solo espíritu.
- La unidad de la humanidad: todos los seres humanos somos parte de una misma familia y estamos conectados entre sí.
- El progreso espiritual eterno: cada uno de nosotros está en una búsqueda para descubrir la verdad de Dios.
- Igualdad de género: los hombres y las mujeres son iguales en todos los aspectos de la vida.
- Educación: es la clave para ayudar a las personas a desarrollar su potencial.
- Paz: es un valor supremo y se debe promover la justicia y los derechos humanos.
En conclusión, el bahá’ísmo es una religión mundial que aboga por la unidad de Dios, la unidad de la humanidad, el progreso espiritual eterno, la igualdad de género, la educación y la paz. Estos principios nos animan a trabajar juntos para construir un mundo mejor y más justo para todos.