Santos y Pecadores: La Dualidad de la Familia de Aarón
Nadab y Abihú, descendientes de Aarón, cogieron sus incensarios, les prendieron fuego y añadieron incienso. Sin embargo, el fuego que ofrecieron al Señor no era el correcto, desobedeciendo así sus instrucciones.
Como resultado, una llamarada surgió de la presencia del Señor, causando su muerte. Sus cuerpos, todavía cubiertos por sus vestimentas sacerdotales, fueron llevados fuera del campamento.
Moisés explicó a Aarón que la tragedia cumplía con lo que el Señor había expresado: «Demostraré mi santidad entre los que estén cerca de mí, y ante el pueblo, seré ensalzado».
Aarón, conmovido y perturbado por la devastadora escena, omitió una ceremonia esencial. Sin embargo, su razón convenció tanto a Moisés como, posiblemente, al propio Señor, de no imponerle un castigo mayor por su descuido.
Un tiempo después, en Jaserot, Aarón y su hermana María expresaron su descontento con Moisés, criticándolo por su matrimonio con una mujer cusita. Argumentaban: «¿Solo a través de Moisés ha hablado el Señor? ¿No ha hablado también a través de nosotros?». A pesar de sus quejas, Moisés era conocido por su extraordinaria humildad.
Liderazgo y Legitimidad: Los Desafíos de Moisés y Aarón Frente a la Rebelión
De repente, el Señor convocó a Moisés, Aarón y María a la Carpa del Encuentro. A su llegada, el Señor bajó en una columna de nube y se plantó en la entrada. Después de llamar a Aarón y María, les advirtió:
«Tomen nota: cuando surge un profeta entre ustedes, me muestro a él en visiones o le comunico en sueños. Pero con Moisés, mi fiel servidor, es diferente. Con él hablo directamente, sin secretos o acertijos, y él ve mi verdadera forma. ¿Por qué, entonces, se han atrevido a cuestionar a Moisés?». Tras pronunciar estas palabras, el Señor se retiró en ira.
Tan pronto como la nube se apartó, María se volvió leprosa, su piel tan blanca como la nieve. Aarón, al verla, apeló a Moisés, reconociendo su error y pidiendo misericordia. Moisés, por su parte, rogó al Señor por su curación. El Señor, en respuesta, decretó que María debería permanecer aislada durante siete días antes de ser reintegrada.
El pueblo esperó siete días antes de reanudar su viaje, y luego partió de Jaserot hacia el desierto de Parán.
Las recientes prerrogativas suscitaron celos entre algunos descendientes de Rubén y entre otros Levitas. Un total de alrededor de doscientos cincuenta opositores, liderados por Coré, pariente de Moisés y Aarón, junto con Datán, Abiram y On de la tribu de Rubén, se levantaron en protesta.
El severo castigo que cayó sobre estos rebeldes y sus líderes, en lugar de calmar a la multitud, avivó su ira y aumentó su resentimiento hacia Moisés y Aarón. Ambos buscaban protección en el tabernáculo cuando la gloria de Yahvé se manifestó. Yahvé comunicó a Moisés su intención de acabar con los rebeldes, y de inmediato, una plaga devastadora azotó a la multitud, llevándose muchas vidas. Moisés instruyó a Aarón a interceder con incienso, y la plaga se detuvo.
Para consolidar aún más la posición de Aarón como Sumo Sacerdote ante el pueblo, Dios estableció una prueba. Moisés recibió la orden de colocar en el tabernáculo las varas de los líderes de las Doce Tribus, cada una con el nombre de su respectivo líder.
Solo la vara que brotara identificaría al elegido de Dios. Al día siguiente, fue la vara de Aarón la que no solo brotó, sino que también floreció y produjo almendras. Este signo dejó claro para todos que Aarón era el elegido de Yahvé. Su vara se conservó en el tabernáculo como un recordatorio perpetuo.
De Cades al Monte Hor: Los Últimos Días de Aarón
Pasados treinta y siete años, los hebreos establecieron su campamento en Cades. Allí, María, la hermana de Aarón, falleció. La comunidad estaba sedienta, y alzaron sus quejas contra Moisés y Aarón.
Siguiendo instrucciones divinas, Moisés golpeó una roca con su vara y de ella brotó agua. Sin embargo, la conducta y las palabras de Moisés en ese momento desagradaron a Dios, quien decretó que ni él ni Aarón entrarían a la Tierra Prometida.
Cuatro meses después, al llegar a la Montaña de Hor, en el límite de Edom, se cumplió el destino de Aarón. Dios instruyó a Moisés a ascender la montaña junto a Aarón y su hijo Eleazar. A la vista de la multitud, Aarón transfirió sus vestiduras sacerdotales a Eleazar y falleció. Se llevó a cabo un duelo que duró treinta días.
En cuanto a la descendencia de Aarón, tuvo cuatro hijos con Elisheba. Los dos mayores, Nadab y Abiu, fallecieron sin herederos. Sin embargo, de sus otros hijos, Eleazar e Itamar, surgieron generaciones numerosas. Destaca en su linaje San Juan Bautista, quien no solo precedió al Mesías sino que fue elogiado por Jesús mismo.
Finalmente, Aarón murió en el monte Hor y su hijo Eleazar tomó su lugar. Existe una leyenda musulmana que narra cómo Harún y Moisés ascendieron juntos al monte Hor, sin saber quién fallecería primero. En ella, encuentran un ataúd perfecto para Harún, quien sería llevado al cielo.