Originado en la devastadora matanza de niños en Belén bajo el reinado de Herodes el Grande, el Día de los Inocentes ha evolucionado hasta convertirse en una jornada de bromas y reflexiones. Más allá de las «inocentadas», esta fecha invita a la sociedad a comprometerse con la defensa de la niñez, promoviendo entornos seguros y apoyando iniciativas que protejan a los más vulnerables de la violencia y la desigualdad.
28 de Diciembre: Conmemoración y derechos de la infancia en el Día de los Inocentes
¿Qué es el Día de los Inocentes?
El 28 de diciembre, en buena parte del mundo hispanohablante, se celebra el Día de los Inocentes, una fecha que a primera vista podría parecer ligera gracias a las bromas populares que se realizan en diversos países. Sin embargo, detrás de la chispa jocosa se esconde un origen profundamente doloroso: la matanza de niños menores de dos años ordenada por Herodes el Grande en Belén, un hecho históricamente situado cerca del año 6 a.C.
Este evento funesto, narrado en el Evangelio según San Mateo, ofrece un recordatorio de los horrores que puede cometer el poder desmedido cuando la paranoia y la ambición eclipsan el sentido de humanidad.
El contexto histórico y la figura de Herodes
Herodes el Grande gobernaba Israel con mano de hierro. Había ascendido gracias al apoyo romano y, para muchos de sus contemporáneos, su mezcla de construcciones monumentales y decisiones tiránicas daba una imagen de liderazgo tan esplendoroso como temible.
No obstante, la llegada de unos sabios –mencionados popularmente como magos de Oriente– encendió la alarma en Herodes cuando se hizo público que un “futuro rey de Israel” acababa de nacer. La inquietud se transformó en terror cuando estos magos aseguraron que una estrella anunciaba el nacimiento de ese nuevo soberano, según antiguas profecías judías.
Con el propósito de aplacar cualquier amenaza a su trono, Herodes desplegó un plan despiadado contra un grupo de niños pequeños.
Por un lado, diferentes corrientes de investigación cuestionan cuán amplia fue la masacre. Algunos historiadores reducen la cifra de víctimas a unas cuantas docenas, mientras que otras tradiciones populares hablan de cientos de infantes asesinados. Independientemente de la cantidad, la crueldad de este acto se convirtió en un símbolo universal de la persecución de la inocencia y la vulnerabilidad infantil.
Por qué se conmemora el 28 de diciembre
La Iglesia católica estableció el 28 de diciembre como la fiesta de los Santos Inocentes, con la intención de honrar a aquellos niños que murieron a causa del miedo desmedido de Herodes.
Paulatinamente, la fecha se trasladó a distintas regiones hispanoamericanas y adquirió el carácter de jornada dedicada a bromas y chistes, en aparente disonancia con la gravedad de su origen. Entretanto, el juego cultural y las “inocentadas” actuales hacen difícil a veces distinguir la solemnidad del suceso bíblico.
Entre la solemnidad y las bromas
Aunque este día pueda parecer festivo en muchos lugares, con notas falsas, bromas telefónicas y rumores jocosos que recorren las redes sociales, conviene no perder de vista la esencia profunda de la conmemoración.
En América Latina y España ha prevalecido la costumbre de gastar pequeñas bromas, pedir dinero prestado que no se devuelve o cambiar objetos de lugar para generar risa. No obstante, para muchas instituciones religiosas y defensores de la infancia, el 28 de diciembre sigue siendo una ocasión para la reflexión seria y el compromiso con la protección de los más pequeños.
La capacidad de una sociedad de salvaguardar a sus infantes se refleja en la forma en que cada comunidad, familia o sector enfrenta la violencia, el abandono y la falta de acceso a la educación de calidad. Por consiguiente, esta fecha puede verse como una oportunidad para cuestionar cómo los poderes fácticos y las estructuras de desigualdad continúan afectando a aquellos que deberían recibir el más alto grado de protección.
Un llamado a la defensa de la niñez
La historia que rodea al Día de los Inocentes trasciende la perspectiva religiosa y se erige en un símbolo moral que abarca todas las culturas.
Hoy, organizaciones defensoras de los derechos infantiles recuerdan que millones de niños son víctimas de distintas formas de violencia y explotación. Asimismo, organismos internacionales como UNICEF subrayan la necesidad de garantizar la protección integral de la infancia, desde la prevención del trabajo infantil y la desnutrición hasta la defensa de sus derechos a la educación y la salud.
Los adultos son, en última instancia, los responsables de poner freno a estas situaciones. De nada sirve una conmemoración si no se actúa para ofrecer a los niños entornos amorosos, estables y seguros. Los problemas de maltrato y abuso perduran cuando las familias no cuentan con los medios para proteger a los menores, o cuando las sociedades permiten que la desigualdad económica y las crisis políticas dejen sin opciones a los sectores más vulnerables.
El llamado de la Iglesia Católica
A menudo, la Iglesia católica recuerda a los niños “asesinados antes de nacer”, poniendo el acento en la defensa de la vida desde la concepción. En definitiva, la naturaleza trágica que originó esta conmemoración se convierte en un espejo para reflexionar sobre la responsabilidad moral de proteger a todo ser humano en sus etapas más frágiles.
Entretanto, diversas diócesis y parroquias alrededor del mundo realizan campañas de sensibilización para fomentar la compasión y generar programas de ayuda a la niñez desprotegida. Cada iniciativa, por pequeña que parezca, puede marcar la diferencia en un contexto en el que la solidaridad humana es, muchas veces, la principal barrera contra la injusticia.
Conclusiones
El Día de los Inocentes no es una simple jornada de bromas.
En el trasfondo, late el testimonio de cómo el abuso de poder puede atacar a quienes no tienen voz. Por consiguiente, cada 28 de diciembre se erige como un recordatorio de la responsabilidad compartida de salvaguardar a la infancia y protegerla de las múltiples vulneraciones que persisten en el mundo.
Esta fecha resalta la importancia de la familia como pilar fundamental, pero también subraya la necesidad de políticas públicas robustas y del compromiso social activo.
Si la tradición de las “inocentadas” consigue aligerar el peso de esta historia, que sea para llevarnos a una sonrisa reflexiva.
La memoria colectiva nos exige no olvidar que, al final, cada niño es un depositario de futuro. Cultivar el respeto y el amor por ellos forja comunidades más fuertes y una sociedad que honra sus valores éticos.
No obstante, la mejor forma de honrar a aquellos inocentes del pasado consiste en proteger la vida y la dignidad de todos los niños presentes. Solo así, este día adquirirá un verdadero significado que trascienda la tragedia y la convierta en oportunidad de cambio.
Mike Rivero – Historia Antigua – Día de los Inocentes